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Del hospital al neuro

El hombre de Orán que quiso tener sexo con un cadáver en la morgue de Orán, es trasladado a la capital salteña. La Justicia lo declaró insano y ordenó su internación en el neuropsiquiátrico de la ciudad.

Se llama Fernando Pacheco, tiene 23 años y hace una par de semana se había vuelto noticia nacional por haber protagonizado un acto de necrofilia en el hospital San Vicente de Paul en Orán. Ahora, informó el diario El Tribuno, será trasladado a la ciudad salteña en tanto la fiscal del Distrito Judicial del Norte, Daniela Murua, lo declaro inimputable para la Justicia.

“Luego de algunas diligencias y pericias psiquiátricas, se determinó que el hombre padece esquizofrenia sin medicar”, preciso el matutino. Pacheco será hospitalizado en el hospital Ragone de la ciudad de Salta.

El caso de necrofilia se produjo en la madrugada del 3 de mayo pasado, cuando el joven Pacheco fue hallado profanando sexualmente el cadáver de una mujer, cuya muerte paradójicamente se produjo en circunstancias aún no esclarecidas. Se descubrió el hecho cuando un enfermero del hospital sintió ruidos extraños en el subsuelo, donde funciona la morgue, y bajó a ver qué sucedía y en tal circunstancia sorprendió a Pacheco sobre el cadáver de una joven mujer fallecida en la localidad de Isla de Cañas.

Curiosamente, la joven fallecida fue en vida una mujer asociada a prácticas satánicas según El Tribuno y se supo que padeció desnutrición y que alucinaba extrañas «conversaciones». El cuerpo profanado por Pacheco estaba judicializado. Horas antes del suceso la mujer había dejado de existir en circunstancias dudosas. Esa fue la razón por la cual fue traslada desde Isla de Cañas hacia la ciudad de Orán. Su cuerpo pesaba solamente 42 kilos y cuando ingresó el necrófilo a la morgue ya se le había realizado la autopsia.

Al ser demorado, Pacheco declaró que había descendido de un ómnibus interurbano que había abordado en la localidad de Hipólito Yrigoyen, y que lo hizo enfrente del hospital a las 3.30. Fuentes del hospital dijeron entonces que no se pudo esclarecer si conocía el edificio por dentro, ya que en el supuesto derrotero no equivocó el camino hasta llegar al subsuelo. Se supo, además, que el muchacho no tenía vínculo alguno con la mujer fallecida, quien residía en el municipio de Isla de Cañas, distante a 110 kilómetros de la ciudad de Orán.