Reza el dicho popular que una imagen vale más que mil palabras. Lo saben, sobre todo, quienes actúan en la arena política, que a través de las postales mediáticas emiten mensajes que luego deben ser interpretados. (R.M.)

El intendente de Metán, Fernando Romeri, si bien comprometió su apoyo al senador Roberto Gramaglia para disputar la presidencia del Partido Renovador de Salta, el miércoles posó para los flashes al lado de quien aparece con la ventaja de haber golpeado primero para suceder a Andrés Zottos al frente del PRS, la senadora nacional Cristina Fiore, quien le facilitó una reunión con el secretario de Integración Productiva de la Nación, Andrés Boeninger.

Romeri, siguiendo la lógica de “Antón Pirulero”, atiende su juego. Por un lado, no duda en manifestarle fidelidad a su mentor político Gramaglia, bendecido por Zottos para sucederlo, pero por el otro, sabe que la mujer de rulitos, con serias acusaciones por sus vaivenes partidarios y una marcada ambición de poder, cuenta con el aval de la mayoría de los intendentes de su fuerza y presume que tendrá el guiño del Grand Bourg para afrontar una campaña en toda la provincia.

No se trata de un dato menor, básicamente por dos cuestiones: contar con una billetera abultada, en tiempos de “sinceramiento económico”, posibilitará “matar” a cualquier galán que se ponga en el medio, y por otro lado, el metanense no ignora que el ex vicegobernador y mentor de la candidatura de Gramaglia, dejó de gozar de las mieles y simpatías del Grand Bourg, sobre todo de los funcionarios más atentos en detectar aliados y enemigo al proyecto oficial.

Fuentes sureñas revelaron a Cuarto Poder que la idea de un recambio generacional es compartida por la mayoría de los dirigentes, y para el joven intendente la idea no suena para nada desdeñable. Según un colaborador cercano suyo, lo generacional cobra relevancia cuando asistimos a momentos de cambios y renovación política. “Romeri sabe que para dar un paso trascendente en política debe cobrar peso propio y el principal obstáculo es la figura de don Roberto (Gramaglia)” sintetizó.

Las nuevas ideas -aunque viejas en los métodos- seducen a un electorado cansado de lo mismo, y sirven como excusa para erigirse con la fuerza necesaria para cambiar un partido, que según suena en los pasillos de calle Rivadavia, presentaría numerosas irregularidades administrativas con bombas que podrían detonarse de un momento a otro y sumarle un nuevo dolor de cabeza a don Andrés y sus aliados.