Testimonios de docentes que marcharon ayer en Plaza de Mayo. Consideraron que “la situación social repercute en la escuela” y que la educación pública “corre peligro”.

Vanina tiene 38 años y trabaja en dos escuelas primarias públicas de La Matanza. “Tengo doble cargo, y debería estar cobrando una millonada según lo que dicen los dirigentes de este país, pero a mí las cuentas no me dan”, se ríe. Es docente porque lo lleva “en la sangre”, dice y apunta que su madre también lo fue y que aunque trabajó en la educación de gestión privada, “elegí, no caí, en la pública”, y también su hijo, “por la calidez humana, por lo que uno se compromete y lo que recibe de la escuela pública. La privada es un comercio”, remata. Llegó a la Ciudad de Buenos Aires ayer con sus compañeras y compañeros de escuela y compara la masividad de la Marcha Federal por la educación con “un termómetro importante que refleja lo que pasa en el país. Y lo que se lleva a cabo o no en la negociación salarial de nosotros también afecta al resto de los trabajadores, la nuestra es una paritaria testigo, ¿no? Nos están usando”. En ese sentido, considera que “es fundamental” que el resto de los trabajadores y trabajadoras “sea solidario con lo que les pasa a los docentes”. Además, Vanina aseguró que “al contrario de lo que dice la (gobernadora de Buenos Aires, María Eugenia) Vidal sobre el enojo de los padres, nos encontramos todos los días con su apoyo y su abrazo”.

Valeria Lasala tiene 31 años y es docente de Educación especial en el sistema público del conurbano bonaerense. Dijo que la docencia es su vocación y que elige trabajar “en barrios difíciles” porque “ahí es donde un docente puede ser más útil, puede cambiar más los días de los chicos”. “Nosotros no solo educamos. La escuela educa, pero también asiste, acompaña y contiene. Y en barrios vulnerables, incluso hasta brinda otra oportunidad no solo a los chicos, sino también a las familias enteras. La escuela pública puede enseñarle a la gente que tiene derecho a vivir de otra manera, a ir más allá de un plan social”, remarcó. Ella y sus compañeras adhirieron a todas las medidas de lucha desde que comenzó el ciclo lectivo, pero decidieron realizar “paros activos”: “Salvo los días de marchas, vamos a las escuelas, cumplir el horario, les garantizamos a los chicos el desayuno y el almuerzo y hacemos asambleas dentro de los establecimientos”. Aunque no está afiliada a ningún sindicato, insiste en que “la participación de todos es fundamental”.

Nicolás tiene 29 años y es director de una secundaria de San Fernando. Adhirió a todos los paros y marchó ayer porque considera que “es absolutamente necesario que (el presidente Mauricio) Macri llame a la paritaria nacional”. Entiende que el no hacerlo es “una agresión de parte del Gobierno que no sólo no cumple con la ley, sino que en cada una de sus intervenciones, sus representantes chicanean al sector docente”. Mencionó los descuentos de los días de paro anunciados por Vidal, así como el plus que prometió pagar a quienes no pararan. “Nos quiso sobornar y no pudo. Ahora nos quiere amedrentar y tampoco va a poder”, advirtió. En ese sentido, apuntó que “la masiva presencia de docentes en las calles es una respuesta a ese maltrato”.

Ibar Barceló, profesor de Historia de 37 años en el norte del conurbano, opinó: “Tenemos que estar acá en plan de lucha, es importante que estemos acá todos, que tengamos conciencia del peligro que corremos y que corre la educación pública”. Recuerda de las épocas de la Carpa Blanca cuando acompañaba a su mamá a las movilizaciones en repudio a las medidas de aquel gobierno, pero marca una diferencia con este: “(El ex presidente Carlos) Menem nunca nos corrió con palos. Macri nos reprime, se preocupa por hacer uso de la fuerza coercitiva no con los docentes en particular, sino con toda la clase trabajadora. Es un presidente muy agresivo y es un enemigo común de toda la clase trabajadora. Viene por todos nuestros derechos”.

Leonardo Etchevers dice: “Para mí es un orgullo ser docente”. Es director de la escuela Nº 18 de Villa Albertina, Lomas de Zamora, sur del conurbano bonaerense, tiene 49 años y asegura que su labor “con los años se volvió y se vuelve cada vez más dificultosa”. “Hacemos un gran esfuerzo muchos de nosotros, pero hay desfinanciamiento general además de la situación social que repercute en la escuela inevitablemente”, aseguró. Su respuesta al interrogante sobre posibles alternativas de mejora supera el aumento salarial. “El sentido de esta marcha es reclamar un poco por todo eso. Porque lo que sale a la luz siempre es el tema salarial, pero la bronca que se ve hoy en la calle tiene que ver con todas esas cosas que no son el salario. Hace falta financiar como corresponde a la educación, mejorar las capacitaciones docentes, repensar los profesorados que enseñan a enseñar, dejar de financiar a las escuelas privadas y aunque es medio hippie puede ayudar mucho si los políticos tuvieran la obligación de educar a sus hijos en escuelas públicas”, opinó.

Fuente: Página 12