Con el liderazgo del cafayateño Miguel Nanni, la UCR desplazó al PO del tercer lugar en las elecciones provinciales y regresa a la Legislatura y al Concejo Deliberante. Hace cuatro años la UCR había sacado el 1% de los votos. El Partido Obrero, mientras tanto, pierde 6 de sus 9 concejales capitalinos. (Gonzalo Teruel)

Lo que hace unos meses parecía imposible sucedió en las elecciones de este domingo. La UCR desplazó al PO del tercer lugar en la preferencia del electorado salteño, claro, aún a enorme distancia del oficialismo y la oposición peronistas.

Si bien los números son ajustados y hasta de virtual empate técnico, 54.770 a 41.288 votos o el 8,26% a 6,22% del electorado, Miguel Nanni desbancó a Claudio Del Plá como cabeza de ese espacio opositor. El radical conquistó el tercer lugar en la disputa por la gobernación y le ganó la pulseada al obrero que sin embargo puede alegar que continúa liderando una fuerza con presencia provincial y representación legislativa.

Así las cosas, la UCR ganó porque alcanzó un añorado tercer sitial en la preferencia electoral de los salteños, confirmó su reaparición en la escena política provincial y multiplicó los votos de las últimas elecciones. “Hace cuatro años sacamos apenas el 1% y ahora hicimos una muy buena elección”, le dijo Nanni a Cuarto Poder después de las primarias. Quería llegar al 10% de los votos en las generales, no pudo y se quedó en algo más del 8% pero batió por casi 15 mil votos a Del Plá, y presentó su figura a la sociedad y comenzó a ordenar a la tropa radical siempre dispuesta las luchas intestinas.

Al PO le quedan el dolor por perder esta compulsa y la mínima tranquilidad de haber consolidado, de cualquier manera, su presencia electoral en toda la provincia y haber sostenido algunos lugares en los Concejos Deliberantes y en la Legislatura. No pudo romper la polarización entre las variantes del peronismo encarnadas en Juan Manuel Urtubey y Juan Carlos Romero y en Javier David y Gustavo Sáenz y, peor aún, encontró un competidor directo en el espacio opositor y de marcado corte antiperonista.

Rezando para que el armado nacional de Mauricio Macri no degluta al radicalismo de Ernesto Sanz, el desafío de Nanni es continuar con esa reconstrucción partidaria. Su desafío es también para el PO que después de mucho tiempo vuelve a tener un adversario que le disputa el electorado cansado de gobiernos peronistas y que acaba de vencerlo.

El nuevo mapa político -que se materializará recién en diciembre- encuentra una UCR robustecida con la presencia de dos diputados para sumar a sus dos senadores, con la vuelta a los Concejos Deliberantes de Salta y Tartagal, y con la intendencia que Américo Liendro le arrebató a la añosa Fanny Flores en Cachi. El PO, muy por el contrario, mantiene su senaduría y su bloque de diputados pero pierde 6 de sus 9 concejales capitalinos. El senador Nanni y, en mucho menor medida, el diputado Del Plá tienen motivos para festejar pero también para preocuparse: la UCR apenas volvió y ya comprobó que el PO es todavía un hueso duro de roer y, en sentido inverso, el trotskismo demostró fortaleza para resistir pero descubrió la nueva amenaza radical.

Mucho se pelearon durante el último mes. “Son la derecha siempre funcional al peronismo” acusó, palabras más, palabras menos, Del Plá y certero Nanni siempre le replicó que “somos la alternativa sensata y posible”.

Radicales y obreros, y muy probablemente de nuevo Nanni y Del Plá, continuarán peleándose en la segunda mitad del año cuando disputen alguna de las cuatro bancas que la provincia renueva en el Congreso de la Nación. Pero antes y después, en suelo salteño, tendrán que entender que casi la única manera de arrancarle algún triunfo político al peronismo omnímodo es trabajando en mínimos acuerdos y en una agenda legislativa común por lo menos en los próximos dos años.