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Crónica del juicio. Día 5: Pruebas a medida

Comenzaron las declaraciones de los efectivos que hicieron la investigación en 2011 y aparecieron sospechas de “plantado de pruebas”, una escena del crimen sin cercado ni custodia y dos balas de plomo se encontraron tres días después de conocidos los hechos. (Maximiliano Rodríguez)

La quinta jornada de juicio oral comenzó a las 9.40 con la mitad de la sala ocupada. En apenas una semana, se hace sentir la ausencia de los medios y agencias internacionales de información quienes colmaron el recinto de grandes juicios en los primeros días. En el mismo sentido, medios argentinos de alcance nacional (TN, Clarín, La Nación) también abandonaron llamativamente la cobertura del debate oral. Apenas los corresponsales de algunos de estos medios quedan en Salta siguiendo los pormenores del debate.

A diferencia de las primeras jornadas tampoco es importante la presencia de periodistas salteños. De las dos filas de butacas, antes insuficientes para la prensa local, sobraban ocho lugares en la mañana de hoy y quince a la tarde. La ausencia ahora de AFP y Reuters, entre otros medios franceses, debe sentirse hondo en los familiares de las chicas asesinadas. Todos ellos presentes en la sala, siguen el caso a través de auriculares donde reciben una traducción conjunta. Para ellos debe ser interminable el dolor. Participar de un juicio oral en un país extraño, entre personas extrañas y reclamar Justicia, ante la misma sociedad que les devolvió a sus hijas en el cuarto de una morgue.

En esta quinta jornada por primera vez falló la transmisión on line que hace del juicio el Poder Judicial de Salta. El corte de transmisión fue de apenas unos minutos, pero nunca había ocurrido antes, convirtiendo a este juicio en el de mayor difusión pública hasta la fecha en Salta. Por lo pronto a los periodistas presentes sigue confundiendo la dirección que llevan los abogados de la querella. Su posición es desconcertante. Muy pasiva para quienes representan a  familiares que no están conformes con la investigación inicial. El dato anecdótico de la jornada lo puso el fiscal Félix Elías, quien portó en diferentes tramos del quinto día lentes de sol, dentro de la sala de grandes juicios.

Así arranca la segunda semana de un juicio oral con más dudas que certezas.

¿Quo vadis?

Las declaraciones testimoniales del quinto día comienzan otra vez con un testigo propuesto por la querella, que sigue sin realizar grandes aportes. Trabajadora del kiosco de ingreso a la quebrada de San Lorenzo, Micaela Nancy Villanueva Molina, no recordó haber visto a las víctimas antes de ingresar al predio de Puma Expeditions. Sin embargo, la testigo recuerda haber vendido una cerveza, quizás a Cassandre y Houria. Pasados dos años y medio la kiosquera no aporta mucho más. Tampoco conoce a la misteriosa mujer con lentes de sol que aún nadie puede identificar. Ni siquiera ubicarla en el lugar, o junto a las víctimas. Los abogados de la familia apenas realizan tres preguntas a su testigo y finalizan su interrogatorio. Otra vez la dirección que llevan los abogados de la querella es desconcertante, aportando un testimonio vacío de apenas diez minutos. Al igual que todos los testigos que pasaron en estos primeros cinco días, la mujer nunca jamás vio juntos a los tres hombres acusados, los cuales según entendió el juez de instrucción, Martín Pérez, se embriagaron juntos para luego robar, violar y asesinar a las dos turistas. Una situación bastante improbable.

Llegó la policía

De los 200 testigos citados para declarar en este caso, casi 90 son policías o funcionarios públicos. El primero de ellos fue Raúl Ricardo Ruiz, oficial ayudante, quien participó del hallazgo de las turistas asesinadas. El relato del oficial muestra cómo trabajó la policía desde el comienzo. “Sólo se tomaron los signos vitales. No se tomaron medidas, ni nada. El cuerpo estaba desnudo parcialmente, no pude ver si había signos de violencia”, afirmó. Al policía no se le ordenó cercar el lugar o limitar el acceso de personas a la escena del crimen, pese a lo cual tomó estas medidas primarias. Asimismo relató que “con cuatro uniformados cercamos el lugar hasta la llegada de criminalística. El cercado fue a unos 20 metros. Era una persona de sexo femenino, de cúbito ventral. Tenía el pantalón a la altura de los glúteos y la espalda semidescubierta. Por la contextura a simple vista se trataba de una mujer. Sólo el rostro tenía manchas de sangre. El lugar era inaccesible”.

Según dijo el mismo policía el primer cuerpo estaba en descomposición. Pese a esto tocó a la víctima en la muñeca y en el cuello. Le pidió la misma acción a dos policías. Es decir que tres policías tocaron el primer cuerpo hallado, para determinar si existía vida en la víctima. Al ser consultado sobre cómo estaba calzado el primer cuerpo hallado, el oficial no dudó: “botas marrones”, dijo. Este pequeño aporte testimonial puso en relevancia la declaración del testigo Maximiliano García, dichos que el fiscal había calificado de “tendencioso” y “distorsionado de los hechos”. García había declarado en jornadas anteriores que portaba botas de este tipo una de las turistas que recordó salir de la explotación turística y que dijo “Francia” al momento de solicitarle el ticket. El joven había estimado como probable que las chicas salieran del predio para luego volver a ingresar, o ser ingresadas quizás, desde una fiesta VIP. Aquella especulación es la que mereció el calificativo de “tendenciosa”.

La aspirante

La agente Claudia Mancilla, era aspirante de policía el 29 de julio de 2011. Fue la efectivo que recibió la denuncia de los turistas chaqueños que vieron el primer cuerpo. La joven hacía apenas una semana que prestaba servicios en la subcomisaría de San Lorenzo.  Mancilla recordó que cerca de las 22 llegó la División de Criminalística y que recién pasada la medianoche llegó el juez de instrucción. La agente de policía recordó al igual que su compañero Raúl Ricardo Ruiz que la primera víctima encontrada ese 29 de julio portaba “botas”.

Robos y hurtos

El oficial principal Diego Oscar Aguirre Guantay fue el primer miembro de la Brigada de Investigaciones I en presentarse ante el tribunal de la sala II. El oficial trabajaba en 2011 en la División Robos y Hurtos de esa brigada policial. Fue quien logró la detención de Daniel Vilte y fue uno de los oficiales que se entrevistó con la hotelera que explotaba el Hostal del Cerro en 2011, la española Rosa María Gómez Millet, quien desapareció de Salta entre el 31 de julio y el 2 de agosto de 2011.

Según sus investigaciones, las turistas no tuvieron actividad nocturna previa al doble homicidio. Esto fue puesto en duda por el codefensor de Santos Vera, el abogado Roberto Reyes, quien adelantó al tribunal que ofrecerá una testimonial y aportará una prueba (sería fotográfica) contradiciendo puntualmente esta conclusión del investigador. El fiscal le preguntó al policía si pudo determinar la presencia de las víctimas en alguna fiesta o encuentro nocturno. Una pregunta encaminada en calle cerrada. Diego Aguirre no fue uno de los policías ascendidos y condecorados por el Poder Ejecutivo Provincial, pese a que fue el policía que tomó la declaración de Paola Gutiérrez, donde dijo que Daniel Vilte vendía un arma por aquellos días. El oficial intervino “al día siguiente” en la detención de Daniel Vilte, mientras tomaba la sopa en casa de su abuela. Nunca hizo referencia el oficial a las detenciones previas de Francisco Tejada y Nelson Vilte, producidas a raíz de la misma declaración de Gutiérrez. Su jefe directo era el comisario Néstor Piccolo, quien se suicidó el 24 de noviembre de ese 2011 frente a la sede de la Brigada de Investigaciones.

Revólver plantado, plomos aparecidos

El oficial principal Walter Omar Mamaní, por ese entonces prestaba servicios en la División Delitos contra la Propiedad. En aquellos días de final de julio de 2011 se había ordenado que el 100% de los efectivos de la Brigada de Investigaciones I se dedicara a este caso. Este policía fue también quien encontró dos proyectiles en la zona del mirador de San Lorenzo, dos días después del hallazgo de los cuerpos. El relato del oficial también es una muestra clara de cómo se investigó: el testigo confirmó que a tan sólo 48 horas del hallazgo de los cuerpos “no estaba custodiada la escena de crimen”, ni cercada tampoco.

En estas circunstancias el oficial, junto a dos sargentos de la policía encontró dos plomos en el lugar de los hechos. Era el mediodía del 1 de agosto de 2011. “Eran dos plomos desnudos. Uno estaba a simple vista, el segundo debajo de una hoja”. Más de un centenar de personas (policías, bomberos, peritos, juez, etc) habían pasado por ese lugar para entonces.También se había trabajado en el sitio con un detector de metales perteneciente a Gendarmería Nacional. El oficial dice que nadie le cuestionó este sorpresivo hallazgo de plomos, casi 72 horas después de haberse levantado los cuerpos del lugar. Sin embargo, el sorpresivo hallazgo motivó que Néstor Piccolo, Jefe de la Brigada de Investigaciones, manifestara vía escrita el 12 de agosto de 2011 ante el juez de instrucción sus dudas sobre este hallazgo, suponiendo incluso que fueran una prueba plantada.

Este policía fue también –casualmente- quien secuestró el 4 de agosto de 2011 el revólver coincidente con esos plomos. El arma calibre 22 fue secuestrada en casa de Raúl “diablo” Sarmiento, por medio del cual se fundamentó la acusación en contra de Daniel Vilte. Ese secuestro es tan dudoso como su sorpresivo hallazgo de los plomos que nadie había visto. Según él mismo explicó ante la Sala II, este oficial de policía -junto a otro- llegan a casa de Sarmiento con una orden de allanamiento en una causa por robo, dictada por el juez Esteban Dubois ante la solicitud policial. Los objetos robados que supuestamente buscaban nunca fueron hallados, ni se continuó con esa búsqueda después. Tampoco los efectos secuestrados en el allanamiento llegaron al juez Dubois. Pero sí en ese procedimiento, Mamaní junto al agente Claudio Ferragoti (actualmente ascendido a Cabo) “encuentran” enterrado el revólver calibre 22. Al considerarlo importante para el caso por el homicidio de las turistas se lo ofrece al juez Martín Pérez, quien lo recibe como prueba. Es tal la fortuna policial que el arma y los plomos de horas antes coinciden.

Obviamente que Sarmiento fue detenido y acusado, porque además tenía antecedentes de abuso sexual. Sin embargo debió ser liberado por falta de pruebas. Posteriormente, al presentarle el juez Martin Pérez el arma al confeso Gustavo Lasi, este se la adjudicó a Daniel Vilte. Ahí sí la causa comenzaba a cerrar para un juez apurado por la opinión pública y por el poder político de Argentina y Francia. Está prevista la declaración de Sarmiento ante el tribunal, para ratificar lo que dijo desde un primer momento: que esa arma fue “plantada” en su jardín. Todo este tipo de circunstancias trató de exponerla ante el tribunal Marcelo Arancibia, defensor de Daniel Vilte, aunque el debate fue elocuente para quien quiera oír.

El hijo de Raúl Sarmiento, Luis, tenía previsto declarar en este juicio. Iba a decir que fue testigo ocular de cómo ese revolver fue “plantado” en casa de su padre. Lamentablemente Luis fue asesinado en octubre de 2013 en un confuso episodio que aún no fue esclarecido. El joven de 27 años de edad fue apuñalado detrás del cementerio del barrio San Agustín de San Lorenzo.  La declaración del oficial principal Walter Mamaní ni siquiera encuadraría en el realismo mágico. Un mismo policía encontró en dos días los proyectiles donde nadie los vio y luego secuestró el revolver enterrado que coincidía con esos proyectiles. Mucha fortuna para un solo oficial. El fiscal esta vez no preguntó en su tono enérgico de días anteriores. Sorpresivamente los abogados de la familia tampoco preguntaron mucho.

Hijos del poder

Uno de los testigos de esta quinta jornada que volvió a hablar de los hijos del poder, fue el subcomisario Martin Alberto Flores Saravia, miembro de la división Seguridad Personal (Homicidios). El policía aseguró que nunca se concretó esa línea de investigación pese a los rumores que imperaban en torno al caso. “Había muchos rumores sobre los hijos del poder. Uno era de los dueños de Puma Expeditions. En concreto nunca tuvimos nada dentro de la investigación”, admitió el oficial. Sin embargo confirmó que el acceso al mirador donde fueron halladas las víctimas es casi directo desde el barrio Buena Vista.  En este marco, el policía agregó que “el jefe (Néstor) Piccolo fue uno de los mejores. Él no hubiese dejado que encubramos a alguien, sea quien sea”.

Asimismo, en su testimonio, el subcomisario explicó que pese a toda la información recolectada nunca tuvo información que vinculara de alguna manera a Daniel Vilte y Santos Vera, con el principal acusado, Gustavo Lasi. Sí dijo que Daniel Vilte era conocido en la zona por vender objetos de dudosa procedencia. “Vilte era un LC, un ladrón conocido”, sentenció.  Obviamente eso no lo convierte en asesino.

Por otra parte, Flores Saravia fue el oficial que se entrevistó con Rosa María Gómez Millet, la española que explotaba el Hostal del Cerro y que luego despareciera de Salta apenas un día después de encontrados los cuerpos de Cassandre y Houria. El oficial dijo que la mujer era reticente a brindar información y que ella tenía la computadora y otros objetos de valor de una de las víctimas en su habitación. “Dentro de un placard estaban las dos mochilas.Las mochilas estaban llenas. Habían salido con poca ropa. La computadora y otros objetos los tenía Rosa María Gómez Millet, quien decía que se habían ido sin pagar”, relató el oficial. El fiscal Elías volvió a reiterar la necesidad de solicitar el testimonio de Gómez Millet. Su palabra se hace cada más importante, pero la mujer estaría en España. Así finalizó el quinto día de juicio oral.