Siempre hay una primera vez. Para Google también. Esta es la primera vez que demandan a una de las empresas tecnológicas más grande del mundo, por el panel de conocimiento. Tan grande es Google que la Real Academia Española aprobó el uso de la palabra «googlear», porque es imposible ignorarla en el mundo actual.

Hasta ahora Google ha enfrentado pleitos en todo el mundo, pero por los resultados en el buscador. Modelos que no quieren ser vinculadas con un pasado de prostitución son un clásico. Directivos empresarios que piden que no se indexen notas que cuentan historias oscuras de su currículum, son el pan de cada día. En la mayoría de los casos, Google gana en las cortes supremas de todo el mundo civilizado porque es más importante el derecho a la información de datos verídicos que el derecho a la intimidad de gente que se puede sentir ofendida.

Es el caso de Cristina Fernández de Kirchner, que le inició una demanda legal a Google porque su nombre se asociaba en el buscador con la frase “ladrona de la Nación Argentina». La denuncia fue formulada por su abogado, Carlos Beraldi, presentada el jueves 6 de agosto ante el fuero civil comercial federal.  El texto de la denuncia hace referencia a una publicación del 17 de mayo en donde la búsqueda de la funcionaria arrojaba como resultado la calificación de “ladrona” en el panel de conocimiento donde figuran su foto y el cargo que ocupa.

Sabemos de la existencia de «trolls» en internet, una nueva fuente de ingresos para quienes se dedican a hacer vandalismo. En Argentina, este rubro engrosó sus filas con el nacimiento de la famosa «grieta» entre el macrismo y el kirchnerismo, y es de allí precisamente de dónde debe haber salido la injuria para la Vicepresidenta.

La realidad es que Cristina Fernández no debería demandar a nadie, ya que no se actuó con malicia. En el caso específico del panel de conocimiento de Google, ella misma pudo haber reclamado el control del mismo y así evitar esta situación. El panel de conocimiento se conforma con datos que provienen de muchos sitios, Wikipedia es uno de ellos. Todos los usuarios pueden hacer uso de la función “Reclamarlo para ti”, que permite editar ese panel. Los pasos a seguir para hacer esa solicitud, así como los detalles en relación a cómo se conforma ese apartado se pueden encontrar en el blog oficial de Google. De esa manera el tema hubiera pasado a la historia sin levantar la perdiz.

La acción legal interpuesta por la funcionaria nacional se transformó en «trending topic» en las redes, debido a la viralización de la búsqueda. Es regla en internet que cada vez que uno quiere eliminar algo de internet para que no tenga mayor difusión, se viralice. Lo mejor en este caso es bajar el contenido erróneo y reclamar. Hacer todo este show no ayuda a nadie, que no quiera viralizarse. 

En su cuenta de Twitter, la vicepresidenta publicó: “Realicé una presentación judicial para solicitar una pericia informática urgente contra Google, que servirá como prueba de una demanda”. En efecto, solicitaron como medida de prueba un informe detallado de cómo se generó esa información, durante cuánto tiempo estuvo activa y qué cantidad de visualizaciones tuvo. El escrito reza: “En suma, Google publicó en su plataforma y bajo su responsabilidad, información falaz y agraviante con relación a Cristina Fernández de Kirchner, mancillando su nombre, imagen y honor”. 

El viernes 7 de agosto el juez civil y comercial federal de séptima, Javier Pico Terrero, dio curso al pedido formulado por la ex presidenta al aceptar la solicitud de prueba anticipada en base a un peritaje informático. Cristina Kirchner notificó a Google que la Justicia aceptó su presentación. La resolución judicial ordena a la compañía conservar todos los datos asociados a los términos “Cristina Fernández de Kirchner” y “Cristina Kirchner” desde el 17 de mayo de 2020 hasta el día en que se realice la pericia. La empresa, al tomar conocimiento de la denuncia, corrigió la información en calidad de urgente, teniendo en cuenta que en Internet hay miles de millones de personas metiendo y sacando información en 150 idiomas y sobre eso no hay control. 

Existen antecedentes y jurisprudencia en Argentina, con fallos de la Corte Suprema, donde quedó claro que los buscadores no son responsables del contenido que aparece en otros sitios. A estos insultos en las biografías de políticos y famosos se les llama vandalizaciones. Normalmente son originados en Wilkipedia, que no es parte de Google, pero si un primo cercano. 

Mundialmente esto se conoce como «efecto Streisand» desde hace casi dos décadas, cuando la cantante estadounidense Barbra Streisand se enojó con un bloguero que había publicado una foto aérea de su mansión en la costa californiana de Malibú. La cantante decidió ir a la Justicia contra el bloguero por violación a su privacidad. El resultado fue que la Justicia le dio la razón a la cantante y actriz, pero a partir de esa demanda, millones en todo el mundo se enteraron de lo hermosa que era la mansión de la millonaria sobre un acantilado de la costa californiana.  Semanas atrás sucedió algo similar con el ex presidente colombiano Álvaro Uribe, hoy en prisión domiciliaria por sospechas de corrupción, pero Uribe no demandó a Google, solo solicitó corrección.

Este caso es novedoso, tanto para la vicepresidenta como para el buscador. Cristina con su demanda amplificó tanto la gaffe de Google que logró el efecto contrario. Hoy “Ladrona de la Nación Argentina” aparece en un cuarto de millón de menciones en Google. La enorme repercusión mediática y de redes sociales que tuvo luego como consecuencia de la acción legal de la ex presidenta contra Google es imposible de evaluar y en caso de que Google pierda, no se haría cargo del muerto. Ningún tribunal resarcirá a Cristina por el “efecto Streisand”.

La causa “Cristina, Ladrona de la Nación Argentina” re instala un paradigma en el debate sobre la libertad de expresión e Internet. Los medios periodísticos tradicionales hace rato que vienen reclamando que Google gana fortunas con información que producen los periodistas, pero sin hacerse cargo legalmente, como sí lo hacen los medios de comunicación a través de un editor responsable que la empresa digital no piensa tener. Además de convertir un debate que ya había quedado en el olvido en un nuevo “efecto Streisand”, entrando a los libros de historia de Internet como “el efecto Cristina, Ladrona de la Nación Argentina”.