Con el título de “El ´balance de una camarilla”, el Partido Obrero atacó al MST, el otro partido trotskista de Salta. Lo acusa de sumarse a una campaña de los “partidos patronales” porque balanceó un retroceso del PO en abril de 2015 con respecto a los resultados de 2013. 

El ya fallecido Eduardo Galeano solía pedir a la izquierda que breguen “por la unidad y no la unanimidad”. El pedido representaba una profunda crítica a la eterna balcanización de la izquierda que aun cuando dice pelear contra los mismos enemigos y por algo parecido, terminaban siempre protagonizando rencillas infinitas que hacen de la unidad de los revolucionarios una utopía inalcanzable.

Ahora volvió a ocurrir. La provincia no podía estar ajena a esto en virtud del protagonismo que adquirió el PO en la política local y el evidente retroceso que esa misma fuerza experimento en las elecciones de hace dos semanas con respecto a los números que había alcanzado dos años atrás cuando se convirtió en noticia nacional por haber ganado las legislativas de la capital provincial.

El Movimiento Socialista de los Trabajadores, el otro partido trotskista de la provincia, había balanceado los resultados e incluso había convocado a una reunión abierta para discutir los mismos. La reunión fue convocada para el sábado 18 de abril a las 17:30 en la sede de esa fuerza ubicada en Jujuy N°93. Lo central de ese balance fue publicitado por algunos medios y la propia fuerza subió a su cuenta de Facebook lo registrado por distintos portales.

La web “QuePasaSalta”, por ejemplo, publicó el balance realizado por Sergio García, actualmente precandidato a jefe de Gobierno por el MST-Nueva Izquierda en la Ciudad de Buenos Aires, donde planteó que las elecciones habían marcado un “retroceso de PO y el Frente de Izquierda (FIT) que pasó de ganar la Capital en las elecciones anteriores con cerca del 30% a diputado nacional-provincial-senadores y más del 20% a intendente; cayendo ahora al 12% quedando ubicado tercero y muy lejos de las dos primeras fuerzas en el resultado final, sin ninguna chance de disputar el gobierno; objetivo que el propio PO había puesto como central en toda su campaña. En la Capital, PO perdió más del 60% de los votos que había sacado en 2013”.

El mismo García dijo que el retroceso también se dio a nivel provincial porque en el 2013 “con el 19% logró un diputado nacional, una senadora y varios diputados provinciales, ahora sacó el 7%. Es decir, retrocedió provincialmente más de 12%, pasando de disputar el primer lugar provincial a ser terceros, a escasos votos de la 4º fuerza”.

La reacción

En la edición impresa Nº 1.360 de Prensa Obrera, el órgano de difusión del Partido Obrero, el candidato Pablo López escribió un artículo en donde reaccionando contra el balance del MST asegura que “tanto en las elecciones de Salta como de Mendoza y Capital, el MST ha dedicado sus mayores esfuerzos a atacar al Partido Obrero y al Frente de Izquierda. Se sumó de este modo a una campaña de los partidos patronales para desbancar el ascenso de la izquierda revolucionaria”.

En lo que al balance salteño se refiere, Pablo López tras acusar al MST de ser socios de la Sociedad Rural y del juecismo cordobés; López asegura que “para atacar al PO, en Salta [el MST] manipula los resultados. Compara las generales provinciales de 2013, entre listas sin colectoras, con las primarias que están plagadas de ellas. Dice que en 2013 el PO sacó el 20% a intendente (cuando no se eligieron ejecutivos ese año) para “demostrar” que el 12,5% obtenido en esa categoría en la ciudad de Salta es un ´gran retroceso y no la triplicación de la votación a intendente de 2011´. Omite, sin embargo, lo fundamental: que mientras el PO pelea como una alternativa de clase de conjunto, el MST lo hace desde la marginalidad numérica y social [N.d R.: el MST en la categoría gobernador cosechó 11.336 votos que representaron el 1,83% del padrón provincial] omite que triplicamos la elección de gobernador respecto de 2011 y consolidamos el tercer lugar obtenido en las elecciones generales nacionales para diputados, superando las Paso nacionales donde fuimos cuartos, tanto para senadores como para diputados”.

Finalmente, López asegura que “objetivamente” está colocado para disputar la intendencia frente a los candidatos de Isa (como David y Sáenz) de los que dice que sólo llegaron al 22% de los votos, aunque el propio López sólo alcanzo el 12,46%. Lo más jugoso vino cuando el candidato a intendente trotskista precisó que “el MST no pasó el piso para intendente de la ciudad de Salta. ¿Qué posición tomarán para las generales? ¿Seguirán atacando al PO con los argumentos de los vaciadores de la municipalidad, los que entregaron el patrimonio de la ciudad, los de los negociados financiados con el impuestazo a los vecinos, los que habilitaron los prostíbulos donde se descubrió la trata de personas, o llamarán a votar al PO para la intendencia?”

La ecuación, sin embargo, no parece convenir mucho al PO. Y es que si el MST decidiese llamar a votar por el PO y en el supuesto caso de que sus 3.635 votantes respondieran al llamado Pablo López sólo alcanzaría un 13,80% de los votos; mientras si Gustavo Sáenz lograra lo mismo del derrotado Guillermo Durand Cornejo llegaría al 44% de los votos y Javier David con los votos de José Vilariño arañaría el 30% de los votos.

Pero como en política las lógicas son distintas a las estrictamente matemáticas, la situación es muy otra aunque a ambos partidos le vendría bien seguir las recomendaciones que el propio MST hizo de las elecciones salteñas: frente a los resultados y la caída pronunciada hay dos caminos: partir de la realidad y sacar conclusiones para ver donde estuvo el problema y ver que se hizo mal para perder semejante oportunidad; el otro camino es ignorar la realidad evidente y simular un festejo bajo el slogan “somos tercera fuerza en Salta”.