La ONU está espantada frente a las medidas y declaraciones de Jair Bolsonaro, respecto a COVID19. 

La noticia de esta semana fue la publicación de un decreto presidencial vetando la urgencia para la aprobación de vacunas con lo cual obstruyó el camino del inmunizante ruso Sputnik V, sobre el cual están interesadas una decena de provincias.

El presidente brasilero libra una guerra con sus gobernadores urgidos por comprar fármacos a fin de remediar las faltas del gobierno nacional.

Los números brasileños son analizados con lupa en algunos despachos de la ONU en Ginebra, Suiza.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) no descarta que Brasil, segundo país del mundo en la lista de fallecimientos y tercero en la de infectados, ascienda a lo alto del podio, desplazando a Estados Unidos, que lidera los dos rankings globales.

Es por ello que tomó nota de la forma agresiva con que el virus se disemina en Brasil frente a la indiferencia del capitán retirado Bolsonaro que, en vez de respetar los protocolos internacionales, ordenó que sean distribuidos miles de kits con hidroxicloroquina en los puestos de salud pública de varios estados.

La OMS informó que el fármaco no sólo es ineficaz contra el Coronavirus sino que puede causar efectos colaterales graves, pero Bolsonaro afirmó que el titular de la OMS, Tedros Adhanom, no tiene autoridad para hablar de la pandemia y llegó a ofrecer hidroxicloroquina a un avestruz que retozaba en el parque de la residencia oficial. Le pone de mal humor que algún ministro se presente con barbijo a las reuniones en el Palacio del Planalto y periodistas que frecuentan el palacio presidencial cuentan que suelen ser objeto de ironías cuando llevan las mascarillas que son detestadas por el jefe de Estado, quien la semana pasada afirmó que causan «efectos colaterales».

La comparación entre la situación sanitaria en Brasil y EEUU fue uno de los temas tratados por expertos de la OMS durante una reunión a puertas cerradas realizada en los últimos días. EEUU tiene unos 28 millones de infectados y 514 mil muertos contra 10 millones y medio de contaminados y 255 mil defunciones registradas en Brasil.

A partir de esos números, los especialistas analizaron la evolución de la dolencia en cada país antes de dejar trascender la hipótesis de que los sudamericanos podrían convertirse en los peores del mundo dentro de algunos meses.

En diciembre, EEUU mostraba 18000 muertes semanales y Brasil contabilizaba 5200, pero la semana pasada EEUU bajó a 14 mil fallecimientos cada siete días y Brasil subió 8200. De esa comparación surge que los norteamericanos cayeron un 20 % y los brasileños subieron más del 50 % en dos meses.

En diciembre EEUU también registró un millón 600 mil nuevos infectados cada semana y Brasil 326 mil, mientras tanto la semana pasada hubo 471 mil contaminados estadounidenses y 378 mil brasileños. Nuevamente una baja pronunciada en el país del norte y un alza fuerte en el gigante latinoamericano.

Otro elemento visto con atención por la OMS es el lento ritmo de vacunación brasileña. Fueron inmunizados unos 7 millones de personas, mientras en EEUU lo hicieron cerca de 50 millones. La OMS tiene reservas sobre la información oficial y los controles para impedir la circulación del virus dentro y fuera de las fronteras brasileñas.

La cepa surgida en la Amazonia penetró en el Reino Unido a través de pasajeros llegados desde San Pablo tras hacer escala en Suiza.

Un representante de la Articulación de Pueblos Indígenas de Brasil dijo ante el Consejo de Derechos Humanos de la ONU que los pueblos originarios están entre las principales víctimas del coronavirus y acusó a Bolsonaro de llevar una «política de exterminio» contra esas comunidades.

Mientras tanto, el presidente afirma que el aislamiento es una medida inadecuada para combatir al Coronavirus y aseguró que hubo un aumento de suicidios debido a los confinamientos decretados en algunos estados, sin citar estudios científicos, ni nada por el estilo. Tampoco lo hizo cuando habló de las contraindicaciones del tapabocas.

Ante las críticas de la OMS, gobernadores y científicos, el senador Flavio Bolsonaro, hijo del presidente, dijo junto a la estatua del Cristo Redentor, en Rio de Janeiro, » cerrar una ciudad, cerrar un estado es una medida dictatorial, es cerrar las iglesias donde las personas buscan fe, el lockdown causa desesperación a las familias».