Quedan pocos días de juicio y una docena de declaraciones y el tribunal prorrogó la fecha de sentencia. Un perito policial confirmó que los dos plomos “plantados” en la escena del crimen nunca fueron disparados porque los mismos habrían sido extraídos del casquillo con una pinza. (Maximiliano Rodríguez)

El comienzo de la jornada encuentra apenas una veintena de personas en una sala en donde, por primera vez, los tres miembros de la familia Bouvier se sientan juntos en una misma fila. La hija menor, Aleinor, vestida de negro se ubica en un extremo derecho de la fila. Hacia el extremo izquierdo con una remerita color durazno su madre Helene Kottak. Entre madre e hija está Jean Michel Bouvier, con una campera azul y roja que uso en otras jornadas previas. Únicamente se ubica cerca de ellos el traductor del poder judicial. Los cuatro están conectados por micrófono y auriculares.

Sus abogados se ubican unos dos metros más cerca del tribunal. A cinco metros de los familiares se erige el escritorio del fiscal y sus secretarios. Ellos están a mano derecha del tribunal. Sólo separa al fiscal de los jueces el Secretario del Tribunal, Javier Araníbar. El funcionario es el encargado de redactar el acta del juicio en donde debe transcribir cada palabra que se dice en el recinto y todos los pormenores del proceso. El juicio es oral y público, pero también es escrito.

El proceso comienza los últimos tramos. Quedan por delante apenas unas tres audiencias en las cuales se prevé la declaración de una docena de testigos más. Hasta la fecha, la carga más importante de la prueba ya habría sido presentada. Como sustancial sólo restan las declaraciones de los peritos franceses y de quien fuera la administradora del Hostal del Cerro al momento del crimen. Tanto la declaración de la española que se fue de Salta dos días después del hallazgo de los cuerpos, como de los profesionales franceses será realizado por el sistema de videoconferencia.

Luego vendrá el tiempo de los alegatos, donde cada parte expondrá sus pedidos, opiniones y argumentos, para finalmente dar lugar al momento de la sentencia. Fue en esta jornada que el tribunal decidió prorrogar el día de sentencia. Originalmente se postuló el 16 de mayo de 2014 como fecha para conocer el veredicto, pero durante esta mañana se informó que podría conocerse el 23 de mayo. La prórroga de una semana más se habría otorgado, para que las partes preparen sus alegatos más cómodamente. Hasta el momento el juicio oral y público transitó por varios caminos. Ninguno de ellos pudo sacar a la luz los hechos concretos que terminaron con la vida de Cassandre Bouvier y Houria Moumni en julio de 2011.

Lo que sin dudas el juicio dejó en evidencia durante estas siete primeras semanas, es que las cosas se hicieron mal desde el comienzo. Quedó a la vista que la instrucción realizada por el juez Martín Pérez durante la gestión de Pablo Kosiner y Aldo Saravia, en el Ministerio de Seguridad, lejos está del mérito y el orgullo mostrado por los partícipes. Una investigación judicial viciada por las necesidades temporales de la política evidenció la debilidad que tiene a veces la división de poderes del Estado y que en medio de la investigación se violaron varios artículos de la Convención Internacional de Derechos Humanos: la Ley suprema del hombre civilizado. La brutalidad de los procedimientos policiales quedó holgadamente reflejada en el juicio. Estos hechos sí fueron confirmados en el juicio durante el primer mes y medio de proceso: las torturas, el plantado de pruebas, la poca pericia. Todo quedó confirmado, no así los hechos criminales que terminaron con la vida de las víctimas. Tal vez por este accionar inicial del Estado salteño, a través de sus poderes Judicial y Ejecutivo, se haya sellado el difícil destino del juicio que tienen en sus manos los tres jueces de la Sala II.

Intendente

Declaró el intendente de San Lorenzo, Federico Parra. El jefe comunal de la villa veraniega brindó su testimonio porque los dos procesados por encubrimiento son empleados municipales. Omar Darío “pajarito” Ramos es el encargado del mantenimiento y limpieza del polideportivo municipal. Es empleado de planta transitoria. Por su parte, Eduardo “chato” Sandoval realiza la recolección de residuos y es empleado de planta permanente. “Creo que ellos no tienen nada que ver. Esa es mi opinión”, dijo el intendente. La opinión del jefe comunal se basa en las conversaciones mantenidas con ambos acusados.

Ante el tribunal Parra admitió que todo el pueblo de San Lorenzo se vio conmocionado por el crimen. El veterinario es nacido en Guachipas, pero vive en la villa veraniega desde 1994. Por su trabajo conoce mucha gente y se relaciona con todos los estratos sociales de la pequeña población. Su declaración fue importante para los imputados por encubrimiento. El intendente reconoció que el doble crimen afectó muchísimo la actividad turística. “Nos afectó mucho, porque el único potencial de San Lorenzo es el turismo”. A entender de Federico Parra los acusados por el crimen son inocentes. En su lógica el intendente argumentó que los culpables serían  foráneos: “yo creería que se trata de personas de otro lugar. En San Lorenzo hay ilícitos, pero no de esta magnitud. No hechos de esta gravedad”.  Las palabras del intendente son las palabras de muchos habitantes de San Lorenzo.

Allí comienzan las preguntas sin salida del fiscal. A esta altura del proceso nadie espera que se obtenga respuesta. “Usted sabe algo del hecho, escuchó quienes pueden ser los culpables”. El fiscal cumple con la obligación. Pregunta por los verdaderos culpables. Su pregunta queda en el acta. La declaración continúa. El intendente de San Lorenzo es claro en sus conceptos. Tiene una buena opinión de los procesados por encubrimiento y también una buena opinión de Santos Clemente Vera. Al ser veterinario Parra lo conoce por su trabajo en la casa de Fernando Vidal a quien le atendía los caballos. “Siempre lo vi como un tipo responsable y trabajador”. Algo similar dijo del propio Gustavo Lasi a quien conocía por su trabajo con turistas: “a mí me sorprendió mucho que dijera que él violó a las chicas”. A su entender, el Gustavo Lasi que conoció antes de 2011 no podría haber cometido tamaños actos. “Mi opinión personal es que son inocentes. Los conozco. Conozco a sus familias y conozco el trato que tienen que con la gente, con los turistas.”. Las palabras de Federico Parra fueron elocuentes. Es lo que piensa y lo que siente el intendente de una comunidad tan hermosa como golpeada. Es evidente que San Lorenzo nunca volvió a ser igual.

Fríos psicópatas

En la audiencia de hoy, el tribunal tuvo que dar lectura a los informes de los tres acusados que realizó el psiquiatra del poder judicial. Lamentablemente el estado de salud del médico psiquiatra no le permitió testificar en persona. Esta situación fue lamentada por el presidente del tribunal, Ángel Longarte, quien en forma muy sincera reconoció que le duele la situación personal por la que atraviesa el psiquiatra David Esteban Llores a quien calificó como “un amigo”. Para que la prueba pericial sea oral y pública se cumplió con la lectura integra de los tres informes. A diferencia de las otras pericias realizadas sobre los acusados, aquí el perfil psicológico de Gustavo Lasi  fue desmenuzado. Para el profesional fue importante señalar que éste es el hermano mayor y que tiene tres hermanas menores y ningún hermano varón. Al igual que el otro informe psicológico sobre Lasi destacó la existencia del “Mecanismo de Renegación, propio de una personalidad perversa”. En el informe explicó el psiquiatra que se contradice como una forma de negar y que ese mecanismo es una actitud defensiva. Es su forma de protegerse. De proteger su discurso.

Señala que Gustavo Lasi se contradice al decir primero que lleva turistas de paseo sólo a San Lorenzo, para luego decir que también lleva gente a otros lugares más alejados. Ese tipo de contradicciones son el “mecanismo de renegación”.  Para este profesional, el acusado tiene problemas con su sexualidad: “tiene actitudes feminoides”. Apunta entre otras cosas la forma que toma Lasi para cruzar brazos y sus piernas, pero habla de un amaneramiento general. Dice que es un psicópata frio, que tiene inseguridad en su sexualidad, que es manipulador. Para Flores está claro que el acusado “proyecta en terceros sus responsabilidades”. Llega a destacar que ante las pruebas de ADN, Gustavo Lasi dijo “me siento tranquilo, Dios sabe que fui amenazado para tener relaciones”. Para el perito, el acusado no siente culpa y destaca que tiene muestras de doble discurso. No quiere hablar del hecho pero reconoce que sería terrible ser condenado. Las palabras de Gustavo Lasi ante el psiquiatra fueron: “eso sería tener el mate sucio. El alma sucia. Sería para colgarse”. La sola lectura del informe mantenía la sala en un silencio sepulcral.

Sobre Daniel Vilte el psiquiatra también repite la definición “psicópata frio”. Sin embargo, aquí no se trata de sus posibles inseguridades sexuales. El profesional se basó en el alcoholismo de su madre y en abundante bibliografía norteamericana en la materia, según escribió en su informe. Además se apoyó en el consumo de pasta base por parte del acusado, para argumentar que es “transgresor a las normas”. Al igual que las profesionales que hicieron el otro informe, Flores describe “cierta hostilidad” en Daniel Vilte. Dice que es “reticente y osco” y destaca el abandono inicial sufrido.

Su informe sobre Santos Clemente Vera sería el más interesante de los tres. No por lo que diga del acusado, sino por lo que habría dicho el jardinero en esa ocasión. El psiquiatra en su informe dice que Vera admitió haber recibido de Gustavo Lasi una mochila con un rifle y una bala en su interior. El punto aportado por el psiquiatra es crucial, puesto que hasta el momento, Santos Clemente Vera no habló ante el tribunal que lo juzga por un doble homicidio, robo y violación. De los tres acusados de asesinato, el único que declaró en el juicio fue Daniel Vilte. Esa mochila, ese rifle y esa bala tienen un peso determinante para los jueces. El resto del informe del psiquiatra repite el lugar conocido. El jardinero tiene una personalidad machista y sus actividades son en tal sentido. A entender del profesional fue importante en la vida íntima de Vera el haber tenido un hijo extramarital. El jardinero después de cinco años de pareja no tenía hijos con la mujer con que vivía. Por ello se realizada exámenes de fertilidad y pensaban en la adopción de un niño, pero esto afectaba su machismo. El nacimiento de un hijo con otra mujer, por fuera de esa pareja, es para el psiquiatra muy importante. Flores dice en su informe que Vera recurre a la negación y al “ocultamiento” de todo lo concerniente al hecho criminal. El informe del psiquiatra David Esteban Flores no fue nada bueno para Santos Clemente Vera.

A pedido

El ingreso a la sala del policía Oscar Chocobar fue otra muestra del calibre de la investigación comandada por el ascendido Martín Pérez. Junto a otro policía viajaron a Salta para declarar desde la ciudad de Orán donde reside en la actualidad. El policía prestaba servicios en 2011 en ayudantía de la Dirección General de Investigaciones. Fue él policía –ante el pedido directo del juez- que “analizó” la información  telefónica. No pudo confirmar ninguna llamada o comunicación entre los tres imputados. En realidad Chocobar lo que hizo a pedido del juez de instrucción fue analizar el trabajo investigativo que había realizado el policía que resolvió el caso y logró la detención de Gustavo Lasi: comisario Luis Daniel Ríos.

Este efectivo declaró el día diez de juicio y fue el que en secreto dio con el paradero de Gustavo Lasi y los objetos en casa de los Cañizares. A ese allanamiento del 6 de agosto de 2011, la policía llegó por el seguimiento telefónico que hizo Ríos. Mientras tanto, el resto de la Brigada de Investigaciones golpeaba gente esperando que un chancho se convierta en conejo. Oscar Chocobar, ante un pedido verbal de Martín Pérez “analizó” ese trabajo que Daniel Ríos realizó sólo bajo el conocimiento de su jefe: Néstor Piccolo. El testigo reconoció ante el tribunal que el entonces juez Martín Pérez, en su despacho, le dio directivas verbales para que haga su trabajo. Al parecer Pérez quería confirmar alguna llamada entre los acusados antes o después del hecho. Nada de esto pudo confirmar. El policía –según reconoció- tomó nota de las directivas del juez de instrucción. Todo muy informal, para un juez que mereció un ascenso. El policía Chocobar ante la Sala II, sólo pudo confirmar comunicaciones entre Gustavo Lasi y sus padres. El testigo debió viajar desde Orán para declarar en el juicio. Muchos kilómetros para tan poco.

Primer milagro desacreditado

Carlos Torres es comisario y está un tanto excedido de peso. El testigo también viajó desde Orán. Vestía traje gris brilloso. Su declaración parecía al comienzo no tener mayores aportes. Sin embargo, sus dichos rompieron el corporativismo y pusieron en evidencia la falsedad del primer milagro del oficial Walter Mamaní: el agente que encontró dos plomos en la escena del crimen días después de encontrados los cuerpos pero no los plomos.

El testigo es perito en balística. Tiene 21 años de policía y en 2011 era el segundo Jefe de Criminalística. Además es instructor de tiro. Analizó el proyectil extraído del cráneo de Cassandre Bouvier en la madrugada del 30 de julio de 2011 pero también analizó los dos plomos que milagrosamente encontró en el mirador la Brigada de Investigaciones en el mediodía del 1 de agosto.

Este segundo trabajo fue el interesante. Sobre esos dos plomos también hizo un peritaje en la sede del CIF Simón Pistán (h), hijo de quien entonces era subjefe de policía. Mucha fue la diferencia de Torres con Pistán. El joven también había analizado el revólver enterrado en casa de Raúl Sarmiento, conocido como el segundo milagro. Ante los jueces Carlos Torres fue determinante sobre los dos plomos plantados. En apenas cuatro minutos logró captar la atención del tribunal.

El perito explicó que los proyectiles “encontrados” el 1 de agosto de 2011 en la escena del crimen, no fueron disparados nunca por arma alguna. El profesional confirmó que los plomos fueron plantados simplemente porque nunca fueron disparados por un arma.  Difícilmente esas balas nunca disparadas hirieron y mataron a Houria Moumni, como originalmente se “pretendió investigar”. El perito determinó esto porque los proyectiles que fueron el primer milagro no poseían pólvora. Sencillamente el comisario explicó “desarmaron la punta con una pinza, le sacaron la pólvora y martillaron el casquillo”. Luego agregó “estalla pero no propulsa el proyectil. Los proyectiles no tenían el estriado que deja su paso por el cañón del arma”. Su declaración fue corta, estruendosa y definitiva. Como un disparo letal.

El día terminó antes de las 13, apenas unas horas después de haber comenzado.