Así como en 1955 un gobierno de facto cambio las nomenclaturas que evocaban al peronismo, el diputado nacional salteño Durand Cornejo pide cambiar el nombre del Centro Cultural Néstor Kirchner. Aduce valores republicanos y democráticos (sic).
Hasta Clarín se encargó de darle aire al proyecto del salteño Durand Cornejo que quiere cambiarle el nombre al imponente Centro Cultural Kirchner a días de la asunción de Mauricio Macri en la Presidencia. El medio nacional señalada que el salteño es un aliado incondicional del PRO en el Congreso y que el proyecto ingresó días atrás a la Cámara Baja y que el mismo es lacónico. “Apenas tiene cuatros artículos y no demasiadas vueltas: pide cambiar el primer artículo de la Ley 26.794 que denominó al Centro Cultural del Bicentenario bajo el nombre ´Presidente Dr. Néstor Carlos Kirchner´, sancionada el 21 de noviembre de 2012”.
Durand Cornejo pretende que la autoridad de aplicación de la presente norma, convoque a concurso público a los fines de dar un nombre al Centro Cultural del Bicentenario. En sus artículos 2 y 3, la iniciativa del diputado del PRO dispone que la autoridad de aplicación de la Ley sea el ministerio de Cultura de la Nación. A horas de ser nombrado en el Gabinete de Macri como futuro titular del Sistema de Medios Públicos, Hernán Lombardi deslizó la posibilidad de cambiar el nombre del «Centro Cultural Kirchner».
«Entendemos que es necesario modificar esta norma, debido a que no responde a los principios de los cuales debe nutrirse y hallarse imbuida una Nación que profesa la forma democrática y republicana», esgrimió Durand Cornejo en su iniciativa. «Este Centro Cultural, que forma parte del Patrimonio y el erario público, no tiene dueños, y como tal no debe expresar proselitismos ni subjetividades que se traducen en culto a personalidades, sino que debe significar y representar, a través de su nombre, una síntesis concreta que configure una clara denotación del ideario y del sistema de valores argentino», agregó.
El salteño afirma que «la historia, el devenir de una comunidad y el desarrollo de una Nación, lo escriben los pueblos. Estos últimos son los actores políticos sustanciales y quienes motorizan los grandes cambios. Por ello, es que creemos que este tipo de obras, lejos de expresar una parcialidad, deben transmitir un denominador común en el sentimiento nacional y obrar de esta forma como prenda de unidad para todos los argentinos».