El presidente Alberto Fernández finalmente se inoculó ayer con la vacuna rusa Sputnik 5 en el Hospital Posadas, también lo hizo el ministro de Salud Ginés González García, ambos mayores a 60 años, pero siguiendo la recomendación del ANMAT con respecto a este grupo etario. Pese a esto, todavía hay muchos sectores en la población reticentes por temores carentes de rigor científico que circulan en la web y la labor mediática de la oposición.
Como primera instancia hay que entender que la campaña de inmunización contra el coronavirus es única en la historia, nunca antes la humanidad presenció una labor en el campo de salud similar. Esta ha sido posible únicamente gracias al esfuerzo de miles de científicos alrededor del mundo que desarrollaron la vacuna en tiempo récord porque la situación así lo demandaba. Pero todavía hay personas que se niegan a recibir la dosis porque argumentan que faltan ensayos de seguridad extendidos en varias etapas, lo cual conllevaría muchos años más, sin embargo, si advertimos que las vacunas consideradas más seguras tienen incluso efectos secundarios graves en un sector muy reducido de la población, no se invalida de ningún modo la protección que brindan masivamente.
Por otro lado, los beneficios en términos globales de su efectividad son incuestionables, si bien es cierto que estas han sido probadas en miles de personas que participaron de ensayos clínicos en entornos controlados de manera voluntaria, son los resultados obtenidos a partir de allí los que permitieron a las agencias reguladoras sacar a la luz el producto, no sin antes validar todos los estudios y ensayos para que su uso sea eficaz y seguro en la población. Es verdad que las dudas e incertidumbres surgen, pero el balance entre riesgo y beneficio se considera aceptable dadas las condiciones sanitarias de la actualidad.
Una persona que no se vacune pone en riesgo a toda la población, especialmente al grupo de riesgo, deja de ser así una reticencia de carácter personal para convertirse en un problema epidemiológico de salud pública. La extensión sin freno del virus a lo largo y ancho del globo terráqueo ya mostró que cada día que se pase sin inocular a la mayor cantidad de personas los riesgos adicionales incrementan, esto incluye la mutación del virus y las nuevas cepas que ya se vienen observando, por ejemplo, en Reino Unido.
No deja de ser un dato menor que el virus ya ha comenzado a afectar a animales como gorilas y tigres en Estados Unidos, además estudios recientes muestran que existen más de 1.000 especies de coronavirus similares al SARS- CoV-2 en murciélagos con posibilidad de desatar otra pandemia en cualquier momento, por lo cual no recibir la dosis representa un peligro en términos sanitarios mundiales.