Con un argumento extrañamente olmedista, un cura salió a contradecir a los devotos de San la Muerte. La sociedad salteña se polariza entre los que creen en el santo, los que no y los católicos que están en el medio.
Sólo hace falta abrir el diario para poder constatar que el culto a San la Muerte parece dar resultados para todos aquellos que optan por encomendar sus destinos a este santo tan particular. Esto parece ser lo que molesta a ciertos católicos, que este no es un santo mártir, con cara de bueno, con un cordero en brazos o un perrito cerca. Es un esqueleto envuelto en una túnica negra y con una guadaña en la mano.
“Si nos invitan a venerar a la muerte, nos convocan a algo que va en contra de la vida. No nos dejemos engañar porque dicen que puede dar salud, bienes o que es milagrosa”, mencionó el cura de la parroquia El Milagro, Carlos Castillo, quien se mostró preocupado por el incremento de los fieles, generalmente de los barrios periféricos, en este culto “pagano”. Lo extraño es el tufillo olmedista, o toniniano, de las declaraciones del párroco, porque si en lugar de SLM ponemos al aborto, o alguna figura del PO, el resultado es el mismo. Por eso, mirando hacia el cielo mientras acariciaba una biblia, espetó: “Nosotros creemos en la vida eterna; no le damos culto a la muerte que surge del pecado y es algo malo”.
“Nada bueno puede venir de la muerte”, dijo el párroco, que seguramente no pensó en Cristo crucificado para el perdón de nuestros pecados. Además, en un casi total desconocimiento de la historia del catolicismo en Latinoamérica, el cura dijo: “Estamos muy preocupados. Es importante que veamos en el tema de la devoción a San La Muerte una grave tergiversación de nuestra fe cristiana y un grave peligro porque se puede asfixiar la verdadera fe”.
Para todos los fieles que sí veneran a San La Muerte, y para los que no, también, les dejamos la siguiente oración:
¡Señor San La Muerte!
Yo te invoco seguro de tu bondad.
Ruega a nuestro Dios Todopoderoso
Concédeme todo lo que te pido
Que se arrepienta por toda su vida
El que daño o mal de ojo me hizo
Y que vuelva contra el enseguida.
Para aquel que en amor me engaña
Pido que le hagas volver a mí
Y si desoye tu voz extraña,
Buen espíritu de la buena muerte
Hazle sentir el poder de tu guadaña.
En el juego y en los negocios
Mi abogado te nombro
Y todo aquel que contra mí se viene
Por siempre jamás hazlo
San La Muerte, protector. Amén.