El acusado había vendido varias rifas por Whatsapp y jamás entregó los carísimos premios. Entre ellos habían: kayaks, equipos de pesca y otros artículos. Los vecinos lo fueron a buscar y terminó «guardapolvo».
Vecinos de la calle Lerma se amontonaron afuera de la casa de un presunto estafador que meses atrás organizó un fraudulento sorteo a través de redes sociales. El hombre promocionaba una rifa de artículos de pesca que, supuestamente, solventarían la apertura de su negocio.
Fueron varios los vecinos de la zona y de otros rincones que se vieron tentados con la calidad de los premios: cañas de pescar, reels, artículos de camping y hasta kayaks. Algunos de ellos aseguran haber ganado cientos de premios que, evidentemente, no existían.
Lo que encendió las alarmas entre los afectados no fue sólo la demora en la entrega de los premios, que cada día se dilataba más. Sino el ostentoso modo de vida que, de un día para el otro, el joven empezó a tener: Cadenas de oro, zapatillas importadas y lentes costosos empezaron a formar parte de su outfit habitual.
Ante la insistencia de los ganadores del sorteo, el muchacho tuvo que reconocer que no contaba con los premios. En su lugar, propuso compensar a los participantes con un monto de dinero a acordar. Algunos de ellos aceptaron. Pero sólo sirvió para dilatar aún más los tiempos.
La paciencia se agotó cuando, luego de seis meses y de varias promesas de incumplidas, el muchacho dejó de responder los mensajes y bloqueó a varios de los damnificados. Fue entonces cuando fueron a buscarlo. La policía intervino ante el reclamo y detuvo al acusado que pasó apenas algunas horas encerrado en la alcaidía de Ciudad Judicial.
Ahora los perjudicados solicitan que al menos se les devuelva el monto de la rifas que, en algunos casos, son varios cientos de miles de pesos. De los kayaks y las cañas de pescar no hallaron ni rastros. Tal parece que, al menos este verano, en la zona de la Lerma no habrá pesca para nadie.