Se trata de Silvio Rodríguez quien mantuvo relaciones consentidas con una de las denunciantes que señaló que Teruel abusó de ella. El joven lloró desconsoladamente al contar su versión de los sucesos. Por Andrea Sztychmasjter

Luego de una larga jornada de audiencia donde declaró la segunda denunciante de una de las causas en donde se encuentran imputados Teruel y dos compañeros del colegio Salesiano, Silvio Rodríguez imputado por delitos de abuso sexual decidió prestar declaración y contar su verdad de lo sucedido.

Durante el juicio que se lleva adelante y tal como surgen de los testimonios se percibe que la fama que el apellido Teruel supo conseguir envolvía de cierto abuso de poder incluso con los propios amigos que los hijos del cantante tenía. Esto se traduce en que como anfitrión de la casa en donde se realizaban numerosas fiestas, Teruel hijo se sentía con autoridad para hacer lo que quería, incluso traspasando los límites del respeto, ese que hoy familiares de Teruel piden se tenga con ellos.

Tal como lo expresara la denunciante, el cordobés Rodríguez aseguró que mantuvo relaciones sexuales consentidas con la joven. Sin embargo según su versión el día del hecho la joven se había besado con Teruel en la fiesta en donde habían estado y él creyó que ellos “tenían algo”.

Por esta razón mencionó el joven que llorando contó su versión es que después de tener relaciones consentidas con la chica en una de las habitaciones de la casa de Lautaro Teruel y al entrar éste a la habitación vio que se sentó en la cama y acarició la pierna de la joven, algo que la chica devolvió.

El joven aseguró que después de percibir esa situación se levantó, se cambió y bajó por las escaleras, dejándolos a la chica y a Teruel en la habitación, al tiempo que aseguró que el otro imputado Farfán estaba en la puerta de la habitación.

Según declaró Rodriguez salió de la habitación porque creyó que ellos tenían algo de común acuerdo: “Cuando yo salí la dejé con amigos. Quiero aclarar que soy inocente de todo. No soy una persona que avalaría una actitud así, muy aberrante”, declaró llorando desconsoladamente.

“Me rompe el alma. Hace dos años que me llevaron detenido, hace dos años que no abrazo a mi mamá que se está muriendo de cáncer”, aseguró el joven.

“Nunca hubiera permitido que pase algo así”, manifestó el muchacho que dijo trabajar en un banco.

Posteriormente contó que después de unos meses de esa noche la joven se comunicó con él porque aseguró estaba en Córdoba y accedieron a verse. Fueron a su departamento y mantuvieron relaciones sexuales consentidas.

En la quinta jornada del juicio seguido contra Marcos Lautaro Teruel, Silvio Ezequiel Rodríguez y Gonzalo Isaac Farfán, imputados por delitos de abuso sexual, comenzó con la declaración de P. F. G., denunciante en la causa acumulada que involucra a los tres acusados. El hecho habría ocurrido en enero o febrero de 2014, en casa de Teruel.

La joven declaró sin la presencia de los imputados en la sala. También se desalojó al público presente.

La denunciante comenzó respondiendo a preguntas del fiscal. Contó que en enero o febrero de 2014, un amigo la invitó a ir a un bar de la Balcarce. Cuando estaban ahí recibió un mensaje donde Teruel, Farfán y Rodríguez le proponían hacer algo esa noche. Ella les dijo dónde estaba y al rato llegaron los tres imputados. Pidieron algo para comer y beber. En un momento su amigo le dijo que se tenía que ir y se quedó sola con ellos. Siguieron charlando, picando algo y tomando cerveza. Al cabo de unas horas, Lautaro propuso ir a una fiesta en casa de una amiga, en barrio El Huaico. Aceptó porque no tenía otros planes.

Se movilizaron en el auto de Teruel. La reunión era en la terraza de un monoambiente. Allí bailaron en ronda con los imputados, mientras compartían bebidas alcohólicas. Al llegar al lugar, ella saludó a un solo conocido.

La víctima dijo que días antes había conocido a Rodríguez en casa de una amiga y ya le había gustado. Esa noche “pegaron onda”. Bailaron, se besaron y, en un rincón más privado, “todo comenzó a subirse de tono”. Luego se reincorporaron al grupo. Manifestó que ella ya había empezado a sentirse afectada por el alcohol.

En determinado momento los imputados decidieron irse y propusieron pasar por un boliche de calle San Luis. Ella aceptó porque no quería irse a su casa sola, en ese estado. Al llegar, el local estaba casi vacío. Entonces propusieron ir a casa de Teruel y ella accedió. La idea era seguir tomando y charlando.

La denunciante refirió que conocía el inmueble porque había ido antes, pero solo había estado en el área del quincho y el patio.
Rodríguez la llevó de la mano a una habitación que estaba arriba, subiendo por una escalera en espiral. Dijo que lo siguió porque quería estar con él. Allí había una cama chica y una ventana. Silvio cerró la puerta.

Cuando estaban teniendo relaciones, ella se encontraba de espaldas a la puerta y entró Teruel, denudo, y la accedió carnalmente. Manifestó que Rodríguez no dijo nada y salió de la habitación. Entonces entró Farfán, también desnudo. A ella le dio la sensación de que “se estaban turnando”. Expresó que “se sintió horrible” y entonces Gonzalo se retiró de la habitación.

Sostuvo que no sabía qué podía pasar, le costaba reaccionar. Entonces decidió cambiarse y bajó sola las escaleras. Estaba muy nerviosa y perdida.

Dijo que vio a Teruel y a Farfán dando vueltas por la casa pero no se animaba a hablarlos. En un momento ellos salieron y le dijeron que iban a pedir un taxi. Ella se quedó sola hasta que llegó el auto de alquiler. Gonzalo se fue con ella porque vivía cerca de su casa y siempre volvían juntos, pero en el camino no hablaron.