Durante la segunda jornada del juicio que se sigue tras el femicidio de Jimena Salas los testigos fueron consultados sobre las impresiones que les habían generado los imputados Nicolás Cajal Gauffin y Sergio Horacio Vargas, minutos antes y después del asesinato. Relataron sobre los gritos escuchados y sobre un ex novio violento. (Por Andrea Sztychmasjter)

Durante la segunda jornada del juicio declararon ocho testigos; seis vecinas/os de Jimena (tres familiares entre ellos) y dos efectivos policiales, los primeros en intervenir en el hecho: la oficial auxiliar Cecilia de los Ángeles y el sargento Jorge Antonio Torres de la sub comisaría de Vaqueros quien en el momento del asesinato se desempeñaba como cabo.

Tanto los jueces, fiscales y los abogados defensores insistieron en preguntar a las/os testigos sobre las “impresiones” que les habían generado Vargas- como supuesto vendedor ambulante- y Cajal –al ser el primero en encontrar sin vida a Jimena Salas-.  Varios testigos sostuvieron que Cajal Gauffín no mostraba signos evidentes de angustia. “Hacía un esfuerzo por llorar y no podía” dijo la oficial, mientras que otra de las vecinas alertó sobre la actitud del “viudo” en los minutos posteriores al hallazgo del cuerpo. Varios coincidieron en visualizar a Cajal hablando por celular y en una postura alterada “hablaba rápido, nervioso”, señaló la misma oficial.

Sobre Vargas una de las vecinas declaró en una primera testimonial que fue refrescada por uno de los fiscales, que éste le había “dado mala espina”, ya que primero le ofreció unas sandalias, luego unas zapatillas y después le preguntó si conocía a una persona a quien nombró por el apellido.

Los gritos

Tres de las/os testigos que declararon ante los jueces que integran el Tribunal de la Sala VII de Juicio manifestaron haber escuchado gritos provenientes de un hombre el día 27 de enero de 2017 . Dos de ellos, un matrimonio, declaró haber escuchado dos fuertes gritos mientras se disponían a almorzar. El testigo recordó que el día del hecho al regresar a su casa cerca de las 13.30 vio a Cajal Gauffín dentro de su auto, estacionado cerca de su domicilio. Señaló que lo saludó y luego al entrar a su casa escuchó gritos de un hombre.

El testigo manifestó que pensó en salir a ver qué pasaba pero su esposa le sugirió que no lo hiciera. En este punto tanto los jueces como fiscales consultaron al testigo sobre los minutos que habían transcurrido entre que el vecino lo ve a Cajal afuera de su vivienda y los gritos que habría realizado al encontrar el cuerpo de su esposa. El testigo precisó que esto sucedió alrededor de un minuto y medio después de ver a Cajal dentro de su auto.

Posteriormente la esposa de este testigo también declaró y detalló que al escuchar los gritos le pidió a su esposo que no saliera a ver de qué se trataba pues intuía podían ser de “algún borracho”. Esta vecina declaró además que minutos antes mientras se encontraba en la pileta de su vivienda llenando unas botellas, vio cómo un automóvil de color champagne maniobró entrando marcha atrás la mitad del auto en su garaje, aunque no pudo divisar quien manejaba, recuerda que el conductor tenía un reloj dorado y una camisa con mangas arremangadas lila con rayas. Aseguró que el auto tenía vidrios polarizados.

La tercera testigo –familiar de los dos primeros- dijo haber visto ese mediodía al salir de misa, un auto negro estacionado cerca de la casa de la víctima.

La cuarta testigo que también recordó haber escuchado gritos relató que al oírlos salió de su vivienda y vio a su vecino Cajal agarrarse la cabeza, posteriormente señaló que lo vio en el jardín hablando por teléfono.

Vargas, en la zona del crimen

Fueron dos las vecinas que relataron haber visto a Vargas en la cuadra de la vivienda de Jimena Salas el día de su asesinato, a pocos minutos de concretarse el hecho. Una de las testigos describió que Sergio Vargas cerca de las 12.10 del mediodía le tocó las palmas y le ofreció unos productos que tenía a la venta. Según refirió, Vargas además le consultó si conocía a una persona a quien nombró por su apellido. 12.30 hs la misma vecina relata que Jimena Salas fue a consultarle si un perrito caniche negro era de ella -Jimena tenía con una mano al perro y con otra a una de sus hijas- según detalló, Salas le refirió que un chico casi lo había atropellado y que iba a publicar la fotografía del animal en la Red de vecinos de Vaqueros-.

Otra de las testigos que aseguró haber visto a Vargas manifestó que éste le fue a ofrecer  unas “zapatillas de nena”, indicó que el imputado tenía una bolsa negra y que posteriormente al verla con uno de sus hijos en la puerta de su casa le preguntó cuánto calzaba su hijo.

Esa misma mañana la testigo contó que la visitó también otro sujeto, con un perro caniche. Le preguntó si el animal le pertenecía; ella le dijo que no. Le consultó si ella podía quedárselo hasta que él ubicara a los dueños o le encontrara un lugar seguro, porque lo podían atropellar. Ella se negó. Luego le pidió una lapicera. Entró a buscar una, pero como no encontró ninguna a mano y estaba ocupada atendiendo a sus hijos, salió y le dijo que no tenía. La testigo contó que el sujeto se retiró en un auto color marrón oscuro, en dirección a la ruta. Aseguró que el hombre estaba tranquilo.

La testigo fue consultada por los fiscales si había podido ver la fotografía difundida en donde se realiza un identikit del supuesto hombre con el caniche, la testigo respondió que sí y que se condice con el hombre que fue a verla a su domicilio.

“Hacía un esfuerzo por llorar y no podía”

Fueron las declaraciones de la oficial, una de las primeras en intervenir en el hecho.  La testigo manifestó con detalles todo lo que pudo y recordó que en los informes que realizó se encuentra el detalle pormenorizado de su intervención en el crimen sucedido hace ya 4 años. Describió que habló con Cajal al llegar a su domicilio y éste le explicó cómo había sido el hallazgo del cuerpo. Manifestó que el acusado le contó que al encontrar a Jimena se arrodilló, la levantó y le habló para ver si aún estaba con vida. Según describió halló a su esposa con un camisón tendida en el piso.

La oficial testigo relató que le pareció “un poco raro” que una de las nenas estuviera debajo de la cama de una habitación y fue explicita al mostrar sus sospechas sobre la actitud del esposo. Señaló que a su entender Cajal “no parecía afectado”. Describió que ese día estaba con una camisa sin corbata con al menos dos botones desprendidos y pudo ver unas manchas de sangre en su ropa.

Cámaras que no ven

Otro de los testigos; un sargento de la Policía declaró que en Vaqueros existen diversas cámaras de seguridad dispuestas en el puente, afuera de la Municipalidad, en donde se encuentra Rentas, frente a la plaza y en un triángulo del barrio San Nicolás. También uno de los móviles policiales tenía un domo. Según detalló este sargento que se desempeñaba como cabo en aquel entonces, al entrar a la vivienda de Jimena Salas, la vio boca abajo, casi desnuda.

El último de los testigos en declarar durante la jornada fue un analista de sistemas, quien relató realizó los informes solicitados en dos oportunidades por la fiscalía para acceder a la identificación de unas tarjetas. Describió que existen tarjetas sin nominación y que una persona puede adquirir varias tarjetas a la vez. Detalló que a la información sobre el uso de las tarjetas y listado de viajes se accede a través de la empresa ATOS, Red Bus.

“Exnovio violento”

La testigo oficial fue la testigo que más datos detallados relató. Manifestó que le llamó la atención la presencia de personal de civil en la vivienda de la víctima, personas que habrían llegado incluso antes que la policía y que se trataría de familiares de Cajal.

Señaló además que uno de los familiares de Salas le comentó que Jimena se encontraba en un grupo de escritores y le remarcó que ella tenía un ex novio violento, que quizás podría haber sido él quien le hizo daño.

Posterior a su relato uno de los jueces le solicitó a los fiscales que le brindaran el nombre de esta persona referida por la oficial y si se encontraba citado como testigo.