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Caso Cintia Fernández: 13 años, dos juicios

 

Una oficial de la policía está siendo juzgada por sus maniobras para defender al también policía hoy condenado por asesinato Mario Condorí. 

por Andrea sztychmasjter

Se cumplen 13 años del asesinato de Cintia Fernández, 5 de la condena al ex policía Mario Antonio Condorí y 4 días que comenzó el segundo juicio por su femicidio. Tiempos de la justicia, dirán.

La oficial de la policía de Salta, Gimena Antonia Núñez, está siendo juzgada como autora de los delitos de falso testimonio y encubrimiento agravado en concurso real, acusaciones que se sustentaron después del primer juicio por el crimen de la joven Cintia Fernández.

Tiempos de una justicia y tenacidad de una madre que buscó y sigue buscando la verdad sobre el asesinato de su única hija.

El primer día de audiencias, luego de la lectura de los requerimientos a juicio fiscal y de la querella, el abogado defensor, Juan Casabella Dávalos, realizó un planteo de nulidad parcial. Según indicó el letrado su defendida está siendo juzgada por hechos diferentes a los hechos originales por los que se encontraba imputada, hubo “una imputación ampliada de manera irregular”, refirió y alegó que se debía respetar los términos doctrinarios y la inviolabilidad de la defensa en juicio.

Del lado de la fiscalía y querella, el fiscal penal 2, Ramiro Ramos Ossorio y el abogado Pablo Del Pino, señalaron que se trataba de una maniobra dilatoria más por parte de Casabella y que incluso ya habían sido resueltas por la Jueza de garantías.

Mientras que el tribunal colegiado integrado por los jueces María Cecilia Flores Toranzos (presidenta), Gabriela Romero Nayar y Marcelo Rubio (vocales interinos) no hicieron lugar al pedido del letrado defensor de la acusada. Posteriormente la policía decidió prestar declaración ante el Tribunal sin responder preguntas y dio su versión de los hechos respecto de las dos acusaciones en su contra.

“El juez Pastrana era el dueño de la escena”

Al brindar su declaración la acusada Nuñez se refirió en esos términos para sostener lo que fue la principal estrategia defensiva; que no era ella quien dirigía las acciones policiales en la escena del crimen, sino que el responsable directo era el juez Antonio Pastrana. Aunque tal como lo señalaron las investigaciones en torno al asesinato de Cintia, después refrendado por diferentes testigos, la oficial hoy enjuiciada era quien en los hechos se presentaba como la encargada de la investigación.

Por ello, pese a que Nuñez al declarar sostuvo que “El juez Pastrana era el dueño de la escena”, del propio relato de la madre de Cintia y de policías presentes en la habitación donde fuera encontraba la joven aquel 3 de mayo de 2011, se desprende que Nuñez, oficial auxiliar y encargada del grupo de trabajo de Seguridad Personal de la Brigada de Investigaciones, era quien esa fatídica noche daba indicaciones a policías y secuestraba elementos del departamento, incluso manejaba la toma de declaraciones y brindaba “información” a los familiares.

Al contar su versión frente al tribunal, la policía vestida de civil pero peinada con el rodete típico de las femeninas de las fuerzas policiales argumentó que habían pasado 8 años del crimen cuando se presentó a declarar y “estaba nerviosa” y “no recordaba” cómo habían sucedido las cosas. Nuñez sin embargo no dijo nada sobre que esos 8 años pasaron con impunidad por el entorpecimiento que la investigación tuvo.

Este juicio al igual que aquel realizado en 2019 dan cuenta que ese entorpecimiento se produjo por el accionar intencionado de algunas personas tendiente a obstaculizar la investigación y a que se desvié la mirada sobre los verdaderos responsables. De eso tampoco dijo nada la acusada.

Las preguntas de Casabella para dirigir el relato de su defendida giraron en torno a marcar que lejos de ser Nuñez la responsable existían otros nombres jerárquicamente superiores a ella, así nombró al juez Pastrana “que dirigía la escena”, “el jefe de la División de apellido Vázquez, el Jefe de la Brigada de Investigaciones, Néstor Piccolo, el Director de Investigaciones, Rogelio Montero, el Jefe de la Brigada y el Sub Jefe de la Policía”.

“Perversa mujer”

Si algo ha caracterizado a Ana Fernández después del crimen de su hija, de enfrentarse a la cúpula policial, judicial y política de Salta, es no tener pruritos para definir lo que los años de lucha le han enseñado.

Por eso al prestar declaración fue tajante al describir todas las acciones que tuvo la acusada cuando su hija Cintia fue hallada muerta.

“Hay buenos policías, otros son corruptos”, dijo Ana al declarar y sindicó a Nuñez de querer instalar desde el primer momento que su hija “era una enferma psiquiátrica”, que tomaba pastillas para sembrar que el crimen era un suicidio.

“Es una perversa mujer que quiso direccionar la investigación hacia el suicidio. Me hizo llorar durante años”, dijo Ana Fernández frente al tribunal.

La mujer que se puso al hombro las marchas de todos los viernes de los Familiares contra la impunidad, relató que esa noche mientras se encontraba en shock la oficial la hizo declarar en ese estado y mandó a su abogado a comprar estampillas. También recordó que le llamó la atención que toda la cúpula de la policía se haya hecho presente en el departamento de su hija.

 

 

 

Podredumbre de una causa

En la primera audiencia también declaró Pedro García Castiella, actual procurador general de Salta, por su desempeño como abogado querellante de Ana Fernández durante la audiencia del primer juicio.

García Castiella declaró que Gimena Núñez omitió los primeros pasos de la investigación que quedaron en evidencia durante el debate de 2019. No se relevaron testigos que tenían información valiosa en la escena del hecho, no se secuestró documentación que fue encontrada en el departamento de la víctima y se cometieron otros errores «groseros» que perjudicaron el avance de la causa. Se mencionó que, de no haber sido así, dicha causa podría haber sido resuelta en pocos meses y no en ocho años, como finalmente aconteció.