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Carlos Saúl Menem, uno que se ganó la inmortalidad 

Carlos Menem murió este viernes en el Sanatorio Los Arcos de la Ciudad de Buenos Aires, donde estaba internado por una infección urinaria que se complicó con dolores y aumento de su frecuencia cardíaca.

Si bien el apellido original de Siria era Menehem, una vez llegados a la Argentina, en Migraciones lo simplificaron en “Menem” y así quedó.

Carlos Saúl nació en 1930 en Anillaco, La Rioja.

Conservó la religión de sus padres mientras militó en el peronismo en la época de proscripciones y persecuciones. Ingresó a la Facultad de Derecho de Córdoba en 1949. Se recibió de abogado en 1955. Al año siguiente fue preso, acusado de conspirar en el peronismo. Cuando salió en libertad en 1957, fundó en La Rioja la Juventud Peronista bajo la mística montonera.

Con el peronismo proscripto, en 1963 fue candidato a diputado de la Unión Popular. El golpe de ese momento no lo dejó asumir la banca.

En 1964 iba ser candidato a gobernador, pero Perón llamó a votar en blanco y Menem fue leal. Mientras tanto se desempeñaba como asesor legal de la CGT.

Con Perón, Menem se mantuvo alineado junto a su liderazgo, a pesar de su exilio.

El peronismo sin Perón tenía muchas simpatías entre los dirigentes, pero era minoría en las bases.

Menem se ganó el respeto del peronismo duro sin pelearse con los más negociadores. Siempre tuvo la habilidad para el equilibrismo.

En 1964 viajó a la ciudad de Yabrud, en las montañas Qalamouni, de Siria, de donde provenían sus padres. Conoció a Zulema Yoma, quien sería su esposa, y madre de sus hijos Zulemita y Carlos Jr.

Viajó en avión con Perón en su regreso de noviembre de 1972. Fue el candidato a gobernador en 1973 y ganó con más del 50 por ciento de los votos.

Se alineó con Isabelita en medio del caos que generó la muerte de Perón con enfrentamientos entre sindicalistas, lopezrreguistas y montoneros.

El golpe del 1976 lo encarceló durante dos años, luego le concedieron libertad vigilada. En su traslado a Formosa fue alojado como huésped por la familia Maza, mantuvo una relación con la hija de los Maza, de 22 años, con quien tuvo a su hijo Carlos Nair, a quien reconoció mucho más tarde.

Después de la dictadura, Menem viajó a España para conseguir el padrinazgo de Isabel, quien ni quiso recibirlo.

Ganó las elecciones de 1983 en La Rioja y comenzó su carrera hacia las presidenciales de 1989.

Amenazó con bombardear Washington si los aviones norteamericanos bombardeaban la Libia de Khadaffi.

Se dijo que había recibido dinero de Libia y de Siria para la campaña. Y que su traición a esos compromisos cuando envió barcos a la guerra contra Irak, habían provocado después los atentados a la embajada de Israel y a la AMIA y la muerte de su hijo Carlos Jr.

En el último año de su gobierno, Raúl Alfonsín quedó contra las cuerdas por una hiperinflación descontrolada y Menem tuvo que anticipar su asunción.  Su gobierno fue lo más opuesto a los principios que había profesado en su ingreso a la política. Hizo lo que ni los más neoliberales lograron hacer.

Se dedicó a desmontar lo que aún quedaba en pie de los primeros gobiernos peronistas. Privatizó todos los servicios de agua, gas y electricidad, las comunicaciones, los altos hornos y el acero, los ferrocarriles, Aerolíneas y la petrolera estatal YPF.

Dio amnistía a los jefes de la dictadura que habían sido condenados por graves violaciones a los derechos humanos y bloqueó la realización de otros juicios, a través del Punto Final.

Se alió con las derechas antiperonistas y se abrazó con el enemigo más odiado del peronismo, Isaac Rojas.

Su canciller definió la política exterior como “de relaciones carnales” con Washington y buscó la reconciliación con Gran Bretaña minimizando el reclamo de soberanía en Malvinas.

Convocó a Domingo Cavallo, para acelerar el proceso de quiebras en la pequeña y mediana industria y fundió a los productores del campo. Privatizó las jubilaciones y creó las AFJP que dejaron a millones de ciudadanos sin jubilación.

Representó en Argentina la expresión más clara de la ola mundial que había provocado la globalización neoliberal y proclamaba el “fin de las ideologías”.

Es decir que el neoliberalismo expresaba las fuerzas naturales y lógicas de la economía y arrasaba con las “leyes naturales de los mercados” y pretendía terminar con el concepto de estado de bienestar.

Menem logró alinear detrás de su gestión neoliberal a la gran mayoría del Partido Justicialista y a fuerzas conservadoras. También cosechó sectores que provenían del peronismo combativo y la izquierda nacional.

Los que intentaban resistir eran anulados o debieron soportar la marginalidad.

Sus dos presidencias le valieron diez años en el poder. Cuando quiso postularse para un tercer período, sus aliados del mundo corporativo y los conservadores antiperonistas que lo habían acompañado decidieron que ya no necesitaban al peronismo y le quitaron su apoyo.

En el 2003 intentó ser presidente de nuevo y gano en primera vuelta, pero vio que el tiempo del kirchnerismo y se bajó.

El triunfo del kirchnerismo lo redujo a la mínima expresión.

Apenas le alcanzó para un plaza por La Rioja en el Senado que lo puso a resguardo de cualquier acción judicial.

Su último posicionamiento político lo ubicó en un pequeño bloque en el Senado en alianza con el macrismo junto a Miguel Ángel Pichetto, otro peronista fugado.

Así pasó la vida de Carlos Saul Menem.