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Cargnello pide perdón y que recen por él

Finalmente, el arzobispo Mario Cargnello rompió el silencio tras el escándalo que involucra a Carlos Gamboa, el sacerdote pro-vida denunciado por abandono por parte de su hija Agustina.

Sin mencionar ni siquiera al pasar al sacerdote Carlos Gamboa, el arzobispo Mario Cargnello hizo circular un comunicado en el que pide perdón por «el dolor causado por la noticia» luego de un llamativo silencio de casi dos días.

El texto no deja en evidencia si el arzobispo, como máxima autoridad de la Iglesia Católica en Salta, estaba al tanto de la situación de Carlos Gamboa, quien fuera denunciado por su hija Agustina, luego de que se manifestara en los medios «a favor de toda vida». Por lo tanto, no queda claro cuál fue la responsabilidad institucional por parte del Arzobispado.

En la carta, Cargnello asegura que dispone de «datos» y que los pondrá a disposición del promotor de Justicia de la Arquidiócesis. El comunicado finaliza pidiendo que recen por él y por los sacerdotes.

El comunicado:

Frente a los hechos que son de dominio público, conocidos por la publicación de la Srta. Agustina María Gamboa Arias, tanto en las redes sociales como en medios periodísticos, manifiesto lo siguiente:

1- Pido humildemente perdón a Dios nuestro Señor y a todos los hermanos por el dolor causado por la noticia, el escándalo que la misma suscita y el daño que los mismos han provocado.

2- Es mi deseo y propósito restañar las heridas causadas a la Srta. Agustina María Gamboa Arias

3- Estoy abocado al estudio de lo manifestado por la Srta. Gamboa Arias para conocer todos los hechos. Entregaré al Señor promotor de Justicia de la Arquidiócesis todos los datos que dispongo para que sean analizados a la luz del ordenamiento canónico vigente y actuar consecuentemente.

4- Les ruego que acepten mi compromiso de trabajar por la santificación de los sacerdotes y el servicio a todo el Pueblo de Dios que peregrina en Salta.

5- Recemos por todos los afectados por esta situación, recen por los sacerdotes y por mi, para que nos dejemos convertir por el Señor.