En los últimos días y después de dejar correr la sangre, intervinieron El Instituto Provincia de la Salud de Salta. Uno de los organismos estatales más corrompidos e ineficientes de la región.
Francisco Freyre
Durante un tiempo el IPS se vendió como una institución modelo en el sector de la salud, pero la realidad es que desde la época de Juan Romero viene siendo una cueva para declarar algunos ñoquis de la política. O peor aún, una moneda de cambio en épocas electorales como ésta.
Empleados y exempleados de “Ipeese” afirman off the record que la deuda supera el monto declarado ante la opinión pública. También comentan que ante éste escándalo no será extraño que salgan a flote denuncias que abarcan todos los tipos de irregularidades posibles en la función pública.
Un ex empleado de “RR HH” comenta que la tasa de asistencia laboral en el IPS es la más baja de todos los entes de la provincia. Incluso más baja que la virtual planta laboral de las cámaras de diputados y senadores.
El IPSS tiene una sobrepoblación de empleados jerárquicos y técnicos, a la que se le suma la planta de trabajadores irregulares y terciarizados que viene creciendo exponencialmente desde el segundo mandato de Urtubey.
Cuenta la leyenda que durante la «Era» Romero la institución sirvió de caja de blanqueo para muchos negociados y devoluciones de favores, siempre en el rubro salubridad. Sumado a esto, antes de dejar el gobierno Juan Romero dejó enquistados varios de sus alfiles moviendolos a la planta permanente a través de sus extensas influencias.
El propio Walter Wayar alguna vez criticó el manejo del IPS, ya sea porque no “ligó parte de la torta” o por un compromiso con la transparencia.
En épocas de Juan Urtubey el IPS parecía modernizarse, pero terminó teniendo un crecimiento desbordado de sus recursos humanos. Urtubey se encargó de llenar de asesores “técnicos” y contaminar una planta de trabajadores en relación de dependencia con contratos basura y “locaciones VIP”.
La terciarización de servicios y dependencias del IPS permitió que “entren al negocio” fundaciones y cooperativas con vínculos políticos y empresariales. Sumado a esto, empezaron los problemas con las locaciones de trabajo y lo que para algunos fueron, malos arreglos de retornos.
La intervención
Luego de muchos años de desmanejos y acusaciones de corrupción, el IPS está virtualmente quebrado. Al mismo tiempo tiene cada vez menos capacidad de atención, limitaciones con los privados y sobretodo un desfasaje de pagos a los prestadores de entre 6 meses y hasta año y medio.
El gobierno actual decidió intervenir el Instituto para que no llegue la sangre al río, aunque para muchos ya llegó. La tarea de ordenar y volver eficiente al IPS puede llevar años, siempre y cuando se haga de verdad, de lo contrario, solo se estaría profundizando la debacle.
Entre los desafíos de la intervención debería estar el desafectar los “asesores y técnicos” y “trabajadores” que durante años no llegaron a trabajar más de 90 días por calendario. Eliminar todas figuras de precarización posibles que deterioraron la funcionalidad de la institución. Volver a conectar con los miles de profesionales y técnicos que se fueron siendo acreedores del IPS, y obviamente saldar el agujero fiscal que compromete las arcas de la Provincia.
La crisis del IPS era un secreto a voces que no terminó de explotar, para un ex empleado, deberían “rodar varias cabezas antes que termine el año” afirmando que los casos de corrupción y desmanejos hacia dentro del IPSS son “además de millonarios, obcenos”.