Jair Bolsonaro compartió en sus redes la fotografía de una mujer sosteniendo una pancarta que decía: “Hay un modelo económico que consiguió lo imposible: Argentina sin carne, Venezuela sin petróleo, Cuba sin azúcar”. El posteo en castellano, tuvo casi 200 mil reacciones, superó los 63 mil comentarios y fue compartido 42 mil veces hasta el momento.

No es la primera vez que el primer mandatario brasilero hace referencia al gobierno de Alberto Fernández comparándolo con Venezuela y Cuba. La semana pasada también aludió al gobierno argentino, tras el apoyo de Fernández a la legalización del aborto. “Volvió la ‘izquierdista’ de Cristina Kirchner. Fíjense lo que está pasando en Argentina. Vi en la prensa que el presidente va a legalizar el aborto en Argentina. Bueno, argentinos, lo siento, pero eso es lo que se merecen”, sostuvo.

Pero esta cortina de humo instalada en las redes sociales tenía su razón de ser, restar importancia a las críticas que ha estado recibiendo en las últimas semanas por parte de sus propios simpatizantes, asegurando que él está ahora pasando por lo mismo a lo que hizo frente el anterior presidente del país vecino, Mauricio Macri, quien estuvo siendo golpeado todos los días.

“Macri fue elegido en Argentina hace cinco años, con un discurso similar al mío. Uno de los primeros países que logró verse libre de la pandillita del Foro de São Paulo, allí estaba Cristina Kirchner y Dilma Rousseff. No pudo hacer todo lo que quería, tenía problemas. ¿Qué hacían con Macri? Golpearle todo el día, incluso le llamaron abortista”, dijo Bolsonaro.

El 24 de septiembre, Bolsonaro también cuestionó al gobierno de Alberto comparándolo con el régimen de Nicolás Maduro, «Argentina se está yendo rápidamente hacia un régimen similar a Venezuela”. Dijo temer que en la Argentina ocurra una situación “similar a la de Roraima”, el estado limítrofe de Venezuela en la frontera con Brasil. Scioli le hizo saber el malestar que había logrado en Argentina con sus dichos, pero los desencuentros entre ambos gobiernos vienen desde que Fernández, siendo candidato, apoyase públicamente la liberación del ex presidente de Brasil, Lula de Silva. Bolsonaro atacó en varias ocasiones al jefe de Estado argentino y al otro día del triunfo del Frente Todos dijo «eligieron mal”.

Pero, mientras el brasilero se preocupa por criticar a los países vecinos, en el suyo los problemas son otros. Justamente en el territorio más cercano a Venezuela pasaron cosas…

Mas precisamente en el estado de Roraima.

El juez de la Corte Suprema, Roberto Barroso, inicio la investigación por una causa de fraude al Estado, a pedido de la Controladuría General de la Unión. Se trata de una partida presupuestaria destinada al sistema de salud de ese estado, un monto de dinero extraordinario, otorgado en tiempos de pandemia, que extrañamente no está.  El principal investigado es el senador bolsonarista de la jurisdicción, Chico Rodríguez, vice jefe del bloque oficialista y amigo personal del Presidente.

La Policía Federal llegó a su casa de la ciudad de Boa Vista, capital del Estado fronterizo con Venezuela y le encontró en total unos 30 mil reales (equivalente a 6 mil dólares). Lo particular del asunto fue que la gran parte de los billetes estaban entre las nalgas del senador, lo que quedó debidamente fotografiado y filmado. Los desagradables detalles del caso llegaron al punto de que los medios de comunicación indicaron que parte del dinero estaba manchado.

Desde la oposición no faltó la humorada y fue de parte del senador Humberto Costa, quien dijo que «el bolsonarismo logró lo que nadie, que la Policía Federal se vea obligada a lavar dinero».

Horas después del escándalo, Rodríguez publicó un comunicado en el que decía que cree en la justicia de los hombres y en la justicia divina. «Estoy tranquilo. La policía vino a mi casa sólo porque mi nombre fue citado en la investigación».

Aunque fue justamente allí que encontraron el dinero, en el lugar más íntimo del legislador.

Ante los rumores de corrupción de parte de su gente, Bolsonaro anticipó iba a sancionar con una «patada voladora en el cuello» a los eventuales involucrados. Aunque al parecer, en este caso, la patada voladora debería apuntar a otro lugar de la humanidad del Senador.  Casi de ficción…