En plena gira por los Estados Unidos, el bettinismo consiguió la habilitación del Concejo Deliberante para tomar créditos en el mercado internacional. El cuerpo deberá prestar conformidad a cada préstamo con el voto de las tres cuartas partes.

 

Casi en sintonía con el inicio de la última sesión ordinaria del Concejo Deliberante, las redes de la intendencia daban cuenta del desembarco de Bettina en Washington DC. Los motivos de la visita a esta altura resultan más que obvios: conseguir financiamiento en dólares para el proyecto de reelección en el mercado financiero internacional. 

«Es la primera vez en la historia que la ciudad se vincula directamente con organismos internacionales para trabajar en recursos para obras de infraestructura«, destaca el posteo de la intendenta que acompañó con una fotografía de espaldas a la Casa Blanca.

El viaje coincide con la solicitud presentada por el ejecutivo al Concejo Deliberante para contraer empréstitos que permitan avanzar en obras previstas en el PIDUA. Pero algunas cuestiones de forma simplemente no pasaron desapercibidas. Los intentos del ejecutivo por vincular el proceso de endeudamiento a un plan de obra pública denominado «Salta en Obras 2022-2024», fueron ampliamente resistidos por los concejales, quienes además tildaron la iniciativa oficial de «cheque en blanco».

Como producto de ese rechazo, el cuerpo acordó los puntos de un proyecto para modificar la ordenanza N° 15.913 de Presupuesto General del Ejercicio 2022 y habilitar al municipio a contraer préstamos en el mercado nacional o internacional. Sin haber contado aún con la habilitación del Concejo Deliberante, la intendenta anunció el inicio de las tratativas desde Washington, como si de un gesto de presión se tratara.

En los Estados Unidos, Romero se reunió con la jefa de la División de Vivienda y Desarrollo Urbano, Tatiana Gallego, y con el jefe de la División de Modernización del Estado, Roberto de Michele, ambos miembros del BID. Según parece, las conversaciones habían tenido lugar desde mucho antes de la aprobación de la herramienta legal. Como indica la tradición romerista, las competencias de los poderes serán problema de los otros poderes. 

Artículo 26 BIS

Tal como publicó este semanario en su edición del 28 de mayo pasado, el proyecto bettinista para endeudar al municipio se presentó diez minutos antes de que comience la sesión del cuerpo deliberativo y fue acompañado de un plan de obras que, de antemano, no parecen nada imprescindibles. La refacción y puesta en valor del Paseo Ameghino, las refacciones en el Paseo de los Poetas y/o el nuevo acceso a la ciudad por El Portezuelo, integran la lista de proyectos que contrastan fuertemente con la desesperación oficial por contraer deuda.

El bosquejo fue ampliamente discutido y cuestionado por los ediles, quienes, en reemplazo, propusieron una ordenanza de un sólo artículo que terminaría por incluirse al presupuesto del ejercicio 2022. El artículo 26 BIS autoriza al Ejecutivo Municipal «con el objeto de financiar obra pública que resulten calificadas de interés municipal, a gestionar préstamos y constituir fideicomisos, en el mercado financiero local o internacional». También habilita a «captar fondos mediante la emisión de títulos y/o letras de la deuda municipal, cotizables en los mercados nacionales e internacionales». 

A pesar de ir en consonancia plena con los designios del bettiromerismo, la ordenanza habilitante fue interpretada como un escollo por los digitadores del CCM. Parte de la explicación a ese malestar puede encontrarse en el último párrafo de la ordenanza aprobada, cuyo texto ordena: «en forma previa a contraer y concretar el préstamo y fideicomiso y/o emitir los títulos deberá remitir el monto y todas sus características al Concejo Deliberante para su aprobación de conformidad». Aprobación que, por cierto, ya está prevista en la Carta Orgánica Municipal y que exige el voto de tres cuartas partes del cuerpo. 

Según confiaron fuentes de la comuna, en las altas esferas municipales la aprobación de los sucesivos endeudamientos se daba prácticamente por hecho, independientemente del rol del Concejo Deliberante.

Eufemismos deliberantes

En la última sesión, los ediles hicieron ingentes esfuerzos por explicar que lo que se aprobó no es un endeudamiento en sí, sino una «herramienta para que el ejecutivo busque financiamiento externo». Algo parecido a decir que dejar la puerta abierta no es una invitación a pasar. O que la luz verde de un semáforo no es -en sí misma- un llamado a cruzar de una cuadra a otra.

Los concejales de Salta Independiente, Ricardo Colque y Paula Benavidez, aportaron los dos únicos votos en contra de la iniciativa. En su alocución, la jefa del bloque planteó: «No podemos introducir en el presupuesto una cláusula deficitaria. Ya hemos visto a nivel nacional que nos va mal con el déficit fiscal ¿Queremos traerlo al municipio?». Sobre el final, la edil del biellismo sostuvo: «Es una falta de ética fiscal que un ejecutivo municipal que se está yendo deje endeudada a futuras gestiones».

Entre los más críticos estuvo su compañero de bloque, Ricardo Colque, que empezó por resaltar que la Carta Orgánica ya contempla la posibilidad de contraer empréstitos en el artículo 22. «Me parece innecesaria la aprobación e incluso el tratamiento de esta ordenanza. Y me resulta curiosa esta constante intención del ejecutivo municipal de pretender establecer un orden jurídico paralelo para cada cuestión que debe abordar», recalcó. 

Y añadió: «Todo esto demuestra que la actual gestión no tiene un plan, no escucha a la gente y persiste en la soberbia. En definitiva, es una gestión que se alejó de la gente y está más cerca del juicio político que de la reelección».

José García: Cantos al oído del bettinismo

Uno de los pocos que, además de encontrar diferencias entre endeudarse y autorizar al municipio a hacerlo se dispuso a explicarlo, fue el titular del bloque saenzista, José García. Para el ex participante de Operación Triunfo, las confusiones en torno a las pretensiones del bettinismo se deben, entre otras cosas, a los mensajes equívocos de la prensa.

«La autorización que estamos dando es una autorización que el municipio no tenía. Solamente lo podía hacer para refinanciar deuda, para reacomodar números y demás», comenzó diciendo. «A veces parece que los debates son con ansias de tener la razón… personalísticas» (sic).

Efusivo en su respaldo al proyecto y con las limitaciones del caso, el edil retomó la explicación: «No estamos autorizando ni aprobando el endeudamiento del municipio, no confundamos a la gente. Este concejo está tratando la herramienta para que el municipio pueda sentarse a buscar esa posibilidad de endeudamiento, que será otro tema que conversaremos en otro momento. Pero si hay algo que no me gusta es que se confunda a la gente y que la prensa se haga eco de manera confusa. No señores, son dos cosas diferentes».

JXC (Juntos por un Crédito)

El otrora opositor, José Gauffín, bajó del estrado desde donde presidió casi toda la sesión para defender el permiso de endeudamiento. Lo hizo también para responder al pedido de Emilia Orozco (Ahora Patria) de volver a comisión el proyecto para su análisis. Por si no había quedado del todo claro con las exposiciones de sus pares oficialistas, Gauffín insistió en que: «No estamos autorizando un endeudamiento, simplemente estamos poniendo en un texto lo que dice la carta municipal. Que el ejecutivo pueda analizar la posibilidad de tomar un crédito o formalizar un fideicomiso». 

A pesar de algunas alusiones en tono crítico al manejo de la obra pública, el edil del macrismo aseguró su apoyo a la ordenanza habilitante. «A mí no me merece ninguna confianza el Ejecutivo Municipal en cuanto a la obra pública. Vamos a tener que pagar entre 100 y 120 millones más para terminar el puente de la Ayacucho. Pero si no se consigue el financiamiento para esa obra complementaria, evidentemente ese puente no va a servir», concluyó.