En su discurso del 1º de abril, el Gobernador habló del respaldo a los artistas y de un nuevo beneficio a los que ya reciben el Mérito Artístico. Desde el sector lo tomaron como una burla: la pensión para los artistas es de $1.020. Mientras en otras provincias se otorgan sumas que superan a los beneficios de los empleados públicos. DOM

El gobernador gastó en viáticos, durante su gira de 9 días por Estados Unidos, $ 23.040. Mientras un hacedor salteño cobra como pensión de Mérito Artístico $1.012 por mes, es  decir, $ 12.144 anuales. Recapitulemos: los nueve días de gira equivalen a dos años de pensión artística. Y, sin embargo, las palabras de Urtubey en la legislatura fueron estas: “La difusión de nuestra cultura, el apoyo a los artistas y el acceso popular a aquellas áreas que parecían reservadas a una elite ilustrada fue otra constante de nuestra gestión. El arte salteño tiene un único dueño: su pueblo. Y cuando hablamos de apoyo a los artistas me refiero a cosas concretas, ayer he firmado el decreto por el que los salteños reconocidos con el mérito artístico cuentan, a partir de ahora, con la cobertura de la obra social provincial”.

Fantástico: ¿$1012 por mes + cobertura del IPS puede ser un gran logro?

El origen

El problema se origina en 1997, durante el segundo mandato de Romero. Mediante el decreto 2146/97 firmado por Sonia Escudero, entonces Sec. Gral. de la Gobernación; Antonio Lovaglio (Ministro de Educación); Eduardo Zamar (Vicepresidente de la Cámara de Diputados) y Raúl Paesani (Ministro de Hacienda), se modificó el artículo 5º de la Ley 6475 (Reconocimiento al Mérito Artístico) para cancelar la movilidad, es decir, la posibilidad de ajustarse periódicamente de acuerdo a las variaciones del costo de la vida.

El actual gobierno no hizo nada para cambiar ese error. Incluso frenó proyectos que podrían haber significado un paliativo para el sector. En su momento una legisladora propuso reformar el artículo 5º de la ley, con el objeto de que la pensión al mérito artístico “sea equivalente a tres veces el importe del haber de jubilación mínimo”. Así también, la hasta hace poco senadora Claudia Silvina Vargas (UCR – Cafayate) había buscado modificar algunos requisitos de la ley: como en su artículo 3º que exige a los aspirantes a esta distinción/pensión que hayan “producido sus trabajos en compañías nacionales e internacionales”, Vargas propuso que “se brinden más oportunidades para que los artistas que evidencian una trayectoria de más de 20 años tengan la posibilidad de poder acceder a este beneficio”.

Como las trabas burocráticas son enormes, actualmente los beneficiarios del Mérito no superan las 120 personas. Entre ellos está Julio César Ulivarri, que ya presentó sus quejas: Hemos enviado infinidad de petitorios a las autoridades competentes con la firma de beneficiarios para su anulación, invocando su inconstitucionalidad. También solicitamos audiencias al actual Gobernador, a su vice y al secretario general de la Gobernación, sin ningún resultado, atando de pies y manos al ministro de Cultura y Turismo… Se creó el Fondo Ciudadano de Desarrollo Cultural (anual) de tres millones de pesos, enhorabuena. ¿Por qué no destinar, entonces un poco más y triplicar, al menos, los grotescos $161.000 que es el actual gasto total de las remuneraciones artísticas?”.

A los $1.012 llegó recién en 2010, cuando el gobierno anunció de manera pomposa que el propósito del Gobierno provincial era mejorar la situación de quienes “con su invalorable aporte contribuyeron para que el arte y la cultura salteña trasciendan las fronteras de Salta”.

Veamos lo que hacen otras provincias: Mendoza prevé que el monto del beneficio sea equivalente a 3 veces el importe de la asignación de un empleado público del escalafón general; en Jujuy el beneficio es equivalente al que corresponde al Director de Cultura; en Entre Ríos el monto es igual a 3 veces la jubilación mínima otorgada por la Caja de Jubilaciones y Pensiones; y en Córdoba se equipara a 3 veces y media el haber mínimo de una jubilación ordinaria.

Como se ve, el apoyo a los artistas no es muy concreto, como dijo el gobernador.

Malestar en la cultura

Urtubey también falta a la verdad cuando dice que “la difusión de nuestra cultura, el apoyo a los artistas y el acceso popular a aquellas áreas que parecían reservadas a una elite ilustrada fue otra constante de nuestra gestión”. Aunque organismos internacionales recomiendan que se destine entre el 1 y el 1,5% del presupuesto a Cultura, Salta presupuestó 0,86%. El porcentaje fue irrisorio y récord al mismo tiempo: aunque era poco, jamás Salta había destinado (o hecho figurar en el presupuesto) tanto dinero a esta área: En 2001, sólo había consignado el 0,31%; en 2003, 0,51%, en 2005, 0,43%, en 2006, 0,39%, en 2007, 0,49%, en 2008, 0,62% y en 2009, 0,58%.

Lejos de la Ciudad de Buenos Aires, que destinó 3,61%, no tanto de La Pampa (1%), Salta quedaba entre las mejores provincias: En promedio, el peso del sector cultural en el total del gasto presupuestado por las provincias es del 0,58%. Sólo cuatro provincias destinan a la cultura un porcentaje del presupuesto total que supere el promedio nacional: San Luis  (0,87%), Salta (0,86%, Buenos Aires (0,81%) y Córdoba (0,64%). En promedio, en Argentina se destina 124 pesos anuales en la cultura de un ciudadano. Esto varia: Ciudad Autónoma de Buenos Aires invierte $318, Tierra del Fuego ($189), San Luis ($141), Catamarca ($84), Salta ($83) y Santa Cruz ($81).

El crecimiento porcentual tiene algo de real; también mucho de ficción. Desde que Cultura dejó de pertenecer a Educación y pasó a manos de Turismo, algunas cuestiones se mezclan: ¿una fiesta religiosa se presupuesta como cultura o turismo? ¿Y la fiesta de la humita? ¿La del quirquincho? La definición más amplia de los manuales (“todo es cultura”) convierte esto en algo ambiguo. Un solo ejemplo: las festividades. En el NOA, hay 721 fiestas y celebraciones populares, una enorme cantidad que representa un 26% del total nacional y significan 20,7 eventos cada 100 mil habitantes, el valor más alto de todas las regiones del país.  El promedio de eventos según sus características en el  NOA: 48% religiosas, 14% productivas, 14 folclóricas, 8% artesanías, 7% cívicas

En Salta, los porcentajes son distintos. “Las fiestas y celebraciones de inspiración religiosa se encuentran particularmente difundidas en las provincias de Salta (65%) Jujuy (54%) y Santiago (44%) mientras que en Catamarca y Tucumán so mayoría las de origen productivo. En Tucumán se destaca un alto porcentaje de fiestas gastronómicas (19%)”, señala un informe nacional.

Cómo gastar

Hay otro problema insoslayable: se gasta mal. A veces se organizan eventos que podrían ser importantes, como la Expolibros, pero se lo hace con tal desgano, con tal inoperancia, que todo termina siendo una fachada que no beneficia a los hacedores. Así hay muchos eventos: puestas en escenas costosas sin repercusión.

Asimismo están las intromisiones estatales que terminan entorpeciendo las prácticas culturales. Por ejemplo: ha sido un enorme avance que la Secretaría reconozca a la historieta y haya llamado a un concurso; pero haber puesto como temática la batalla de Salta (cuando incluso ya se había publicado un buen libro de manera reciente), fue una mala idea.

Además están los negocios. Desde luego la plata destinada a Cultura no se puede tomar como despilfarro, sino como inversión; pero algo no anda bien cuando las empresas contratadas para organizar un evento terminan ganando más que los artistas. Esto pasa, por ejemplo, con muchos eventos musicales. Hace dos semanas, el sitio Calchaquímix, publicó un informe sobre el despilfarro que realiza el gobierno con ciclos culturales, especialmente con el ciclo “Cultura da la nota”, que trae a la provincia artistas musicales de nivel nacional.

Este espectáculo le costó al Estado provincial durante el año pasado  $1.500.000. Y para este año, el costo sería de $3.000.000. El problema es que el monto en realidad podría ser menor. Guasones, la última banda que participó del ciclo, tiene un caché de $30.000 pesos, pero la provincia le pagó $70.000 más IVA. Además, fue la productora organizadora la que se llevó más plata, pues figuró un gasto total de $150.000. Calchaquimix indicó que la organización de Cultura da la Nota está tercerizada a una productora local. La responsabilidad de este ciclo es de Agustina Gallo, Subsecretaria de Producción Cultural, pero la logística organizativa y selección artística está a cargo de la empresa privada “Al Palo Producciones” que pertenece a Sebastián Magnasco, ex encargado del Teatro provincial. La cultura no puede ser un negocio.

Políticas museificadas

Esto se ve en muchas áreas. El gobierno tiene, todavía, un gran problema para conseguir un equilibrio entre el pasado, con todo el peso de la tradición, y el incentivo a los nuevos creadores que rompen con las bases de la cultura pero en ninguna como en la de los libros. El Fondo Editorial ha sido una gran medida: el libro de crónicas de Manuel J. Castilla, los poemas completos de Jacobo Regen son buenos ejemplos. Pero este sistema no sirvió para trazar ningún puente con los nuevos creadores. Por eso, en 2013, pasó algo insólito en la literatura salteña: lo más destacado no fue algo escrito, sino una serie de hechos paraliterarios: un programa de entrevistas en el Café literario (con el empuje del Ministerio, sí), un programa radial universitario y eventos multiartísticos.

Hubo algunos libros buenos, por supuesto: la antología de literatura erótica y otra antología de poemas y cuentos, de los hacedores vinculados a la revista Sonámbula. Pero en general, los jóvenes escritores abandonaron el soporte físico y  mudaron sus escritos a facebook o algún blog. También hubo publicaciones artesanales; pero con tiradas tan exiguas (15, como mucho 20 ejemplares) que no produjeron una repercusión visible dentro de los lectores. El único libro que produjo cierto sacudón entre los narradores fue “Los pibes suicidas”, de Fabio Martínez, editada por la editorial cordobesa Nudista. De la misma manera, un par de años antes tuvo que venir una editorial jujeña, como Intravenosa, para editar a otro joven cuentista salteño: Alejandro Luna.

El problema no se arregla sólo con Dinero, aunque ésta es la única respuesta del gobierno (cuando puede darla): lo que necesitan los escritores es articular un circuito de distribución y difusión. De lo contrario, el libro se distribuye a las tres librerías céntricas que lo aceptan (No en Yenny, cadena nacional que no puede emprender tratos directos con los provinciales)  y ahí se termina el circuito. Años de escritura y el libro jamás podrá alejarse a más de 200 metros de la plaza. Estará una o dos semanas en la vidriera de Rayuela o Plural y luego viene el olvido.  Al no hacer nada para evitarlo, el gobierno está contribuyendo a ese olvido.