Eugenia Sasso presentará su primer trabajo de grabación en Salta. Un disco despojado de pretensiones innecesarias y que apela a guitarra y voz como estandartes. Cuarto Poder conversó con la autora sobre “Alma sabe” y algunos vericuetos compositivos que rondaron su creación. (R.E.)

Eugenia Sasso es una compositora, guitarrista y cantante de Buenos Aires. Estudió guitarra y composición de canciones con Edgardo Cardozo y con Lucho Guedes. Además se formó en guitarra clásica con Diego Gurisatti y Jorge Biscardi, en el Conservatorio Manuel de Falla. Participó de talleres de interpretación y ensamble con Omar Cyrulnik, clases de tango e improvisación con Javier Cohen y durante dos años participó del ensamble de jazz dirigido por Pablo Elorza. Además ha compuesto la música original para las obras de teatro “Se mira y no se toca”, “Un enemigo del pueblo”, “Far Away” y “Tan brutas”.

Estos datos -los de la formación académica- quizás sean necesarios para comprender un poco la composición que tuvo su primer disco: Alma sabe(2017), un trabajo que si bien en una primera apreciación puede resaltar por su sencillez, tanto lírica como musical, a partir de la segunda y tercera escucha emergen los pequeños detalles que le dan tonalidades particulares a casi las 10 canciones todas compuestas por Eugenia, según nos comentó entre 2013 y 2016, aunque fuera este último año el más prolífico. El disco se grabó en junio de 2017 en Estudio Ultraverde, Buenos Aires; fue masterizado por Maximiliano Forestieri, con la producción de Julián Galay, el diseño y arte de tapa de Julia Dawidowicz, y hubo una guitarra invitada en una sola canción, la de Catalin Munteanu.

Entre los detalles de los que hablamos, antes de hacer la digresión por la ficha técnica, nos encontramos por ejemplo con la sencillez críptica de Calladita; el tarareo en Migajas, antes del último verso, o la caída final de la voz que se estira nostálgica en los versos que dicen “Juego torpe, lento, ciego / Bellos frutos sabe dar”; la sutileza del juego de correspondencias entre las dos guitarras en Sinsentido; los silencios expresivos en Consuelo; el silbido melancólico que llama a la nada y precede a “Quien no ha de amar tu corazón”, verso que pierde la cursilería y se carga de nostalgia ajena. Así como está luego la versatilidad poética de Natural: “Quiero cantarle a lo bello / de lo imperfecto y real” (que también funciona escuchado como “irreal”). El ritmo afiebrado, frenético de Empleada que se acerca más a un riff Kingkrimsoneano y quiebra todo lo anterior para al final ceder a la dulzura amarga del abandono entre golpes secos y graves. Rumbo al desierto -la última canción del disco- juega entre la sencillez lírica, la oscuridad de una progresión de cuerdas que se repite y una historia que se abre, con las palabras del título: “rumbo al desierto”.

Sobre Alma sabe

Conversamos con Eugenia sobre su primer disco, integrado por canciones que comenzó a tocar para un público en vivo el año 2016 y fue afianzando la idea de grabarlas. “En 2017 me reuní con Julian Galay, que es un músico, compositor e integrante del ensamble Chancho a Cuerda y él me ayudó un montón a pensar en el disco”, comenta y menciona que es “en un sentido una recopilación porque tomé canciones que ya había compuesto, pero lo que también me ayudó a entender Julián es que buscamos como una línea o un concepto para que no fuera sólo un rejunte, de hecho hubo canciones que dejé afuera porque la decisión fue grabar aquellas que tenían en común una época y una búsqueda concretas que tiene que ver con la relación de la música y la letra, aunque quizá no todo fue muy consciente…”.

Toda obra tiene un proceso, idas, vueltas, avances y retrocesos. Le preguntamos a Eugenia cómo encara el momento de la creación, y en particular cómo fue que trabajó las canciones que componen Alma sabe: “Hasta ahora vengo componiendo de manera variable. Algo que hago bastante es sentarme con la guitarra a improvisar, a veces con algunas reglas internas, como si eligiera en una paleta de colores y desde ahí surgen las ganas de cantar e improvisar con la voz, aunque luego siempre hay un momento de pensar y ordenar la letra. Un método que usé bastante es ese, primero la improvisación y luego ordenar: grabar lo que improvisé y escucharlo un montón, desarmarlo, elegir, trabajar puntualmente sobre algo. Esto creo que aplica tanto para la música como para las letras”.

Como decíamos al inicio de la nota, Alma sabe parece un disco sencillo, en cuanto a la estética, a la brevedad del tiempo que uno se demora en escucharlo, porque es muy fugaz, incluso con temas que rondan los dos minutos y líricas algunas brevísimas, pero en eso se esconde otra complejidad, la de algunas historias de amor como en Migajas o Tú corazón; pero también remiten a otros personajes, como Calladita, que parece hablar de alguien más o en Empleada que es digamos, la más narrativa de todas las canciones del disco. Al respecto, Eugenia nos comenta: “las canciones en su mayoría no son muy narrativas, Empleada va por ese lado y fue un intento consciente de narrar en una canción, Migajas un poco también va por ese lado, aunque no cuenta una historia directamente, pinta dos personajes. En general la búsqueda que hice fue que no hubiera ningún elemento de adorno en la música; si fuera posible que los elementos musicales, los acordes, las notas, la guitarra en sí, no tuvieran una belleza innecesaria; aunque es medio arbitrario esto que estoy diciendo, porque quién dice qué es belleza y qué no; pero hay una manera de hacer música -que algunas veces la busco- y es embellecer, digo, buscar maneras para embellecer y agregás notas, ritmos, comentarios musicales, melodías que complejicen y que hagan más linda la música, todo eso es lo que yo no quise (risas). Lo que quise fue generar un determinado clima en cada canción, transmitir algo e intentar supeditar todo a eso que quiero transmitir, incluso mi propio ego, porque muchas veces uno quiere mostrar que toca bien o sabe un motón y no se banca una canción básica, en algún sentido. Intenté que eso quedara en un segundo plano para poder sostener la canción más allá de la técnica, por lo menos la intención fue que cuando hubiera virtuosismo que tuviera una justificación en lo que yo quería mostrar y el clima”.

Y en estas canciones hay algo de resignificación del pasado, según nos dice la autora y otra idea también relacionada a ello es la que da al título al disco, como a la canción, según cuenta Eugenia, “es la presencia de ciertas angustias que uno no sabe de dónde vienen y las canciones fueron un intento de plasmar esa desorientación, la dificultad de ponerlo en palabras, porque hay un juego en todo el disco con eso, con la posibilidad de nombrar de distintas formas los sentimientos, y como eso de la estrofa que se repite en Alma sabe”. Esa estrofa dice “alma sabe sin nombrar / lo que el cuerpo le ha enseñado”.

La presentación

En Salta se realizará el día viernes 23 de marzo, en La Ventolera (O’Higgins 585), a partir de las 23:00 y en la misma noche estará el dúo Agüero-Liendro, que hará canciones folclóricas compuestas a guitarra y voz. La entrada tendrá un costo de $100.