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Algo está desafinando…

Una auditoría realizada al Instituto de Música y Danza muestra irregularidades en las contrataciones y rendiciones de cuentas. El período auditado tenía al frente de la Secretaría al actual Ministro, Mariano Ovejero y en el Ministerio a Federico Posadas (ahora candidato o modelo publicitario de alguna pasta dental). (DOM)

Lo que sobran son los cheques. Lo que falta es la transparencia, o al menos el orden. La Auditoría General de la provincia realizó un informe sobre el Instituto de Música y Danza, sobre la gestión en 2010 y encontró muchas irregularidades.

El Instituto, recordemos, fue creado con varias funciones: preservar, promover y difundir el arte, la técnica musical y de la danza en sus diferentes expresiones; también, participar en el perfeccionamiento y capacitación de sus recursos humanos. Otra de sus actividades es producir, programar y ejecutar todo tipo de actividades dentro y fuera del territorio provincial que contribuya a la difusión de la música y de la danza nacional e internacional.

Estas funciones explican, en parte, los gastos presentados en el informe: mucha plata en viajes, y en contrataciones de otros grupos, siempre con órdenes de pago que oscilan entre los $ 10.000 y los $ 19.999. En 2010, específicamente, se libró una orden por $10.000, 11 órdenes por $15.000; 2 hasta $20.000 y 9 superiores a los $20.000 (generalmente rondaron los $60.000). La suma es cercana los 400 mil pesos.

Estos montos se destinaron, en su mayoría, a viajes de La Zarzuela y músicos. Y también a la contratación de terceros.

La auditoría señala esto como un grave error: “Incumplimiento del art. 133 de la Ley 5348 de Procedimiento Administrativo. Los expedientes de las contrataciones seleccionadas poseen foliatura parcial, no correlativa y discontinua. Expte. Nº 289-856/10 (La Zarzuela); Expte. Nº 289-897/10 (Estampas Argentinas); Expte. Nº 289-904/10 (Invitación Misiones); Expte. Nº 289-973/10 (Vals de Las Flores); Expte. Nº 289-1014/10 (El Combate – Milontango, Suite de El Mesías); Expte. Nº 289-13120/10 (Viaje Orquesta Sinfónica de Salta -O.S.S.- a la Pcia. de Bs. As.); Expte. Nº 289-32297/10 (Zarzuela en Tartagal y Orán).- 5.1.2. Inexistencia de un programa anual de contrataciones exigido por el art. 4 de la Ley N° 6838.”, dice la auditoría.

Otra contrariedad detectada por los investigadores fue que la Coordinadora General de Cultura y la Coordinadora Financiero-Contable de la Secretaría de Cultura autorizaron órdenes de pago del Instituto de Música y Danza sin contar con el instrumento administrativo que les delegue tales funciones.

Los ejemplos son muchos y, lo que es peor, por cifras importantes: La Zarzuela (09/04/10) $ 62.600; La Zarzuela (05/05/10) $ 62.600; La Zarzuela (30/06/10) por $ 62.400; Estampas Argentinas (20/05/10) por $ 22.551; Invitación Misiones (21/05/10) $ 21.500; Vals de Las Flores (14/06/10) por $ 10.000; Vals de Las Flores (23/07/10) por $ 13.200. Para El Combate – Milontango-Suite El Mesías, (12/11/10) $ 22.551 por cuatro viajes de la Orquesta a Buenos Aires gastaron: $ 9.750, $ 9.750, $10.000 y $ 34.834. Y por dos viajes de La Zarzuela en Tartagal y Orán se gastaron $ 7.360 y $ 11.140.

En todos los casos La Auditoría también detectó la inexistencia de publicidad de la contratación, y la falta de la rendición de fondos prevista en el convenio celebrado el 10/3/2010, que textualmente dice “Los encargados de la producción realizarán la rendición de cuentas a la “Fundación” con detalle de los conceptos atendidos y montos pagados. Al finalizar la producción la “Fundación” entregará a “el Instituto” la rendición recibida.

Por eso la auditoría concluye que “el ente auditado presenta debilidades en el cumplimiento de las disposiciones legales aplicables en relación a: a) al respaldo documental; b) a las autorizaciones para gastar, las que son emitidas por funcionarios que no poseen una delimitación formal de sus tareas y responsabilidades; y c) al cumplimiento de los requisitos exigidos por la Ley Nº 6838 y por la Circular Nº 8 de la Contaduría General de la Provincia.”

Algún lector dirá que la plata es poca en comparación, incluso, con lo que gana el ministro de finanzas en un año. Y sí, es verdad. Pero siguen siendo fondos públicos y las cuentas claras y una buena organización además no dejan espacio para las sospechas. Y en este caso, los motivos para sospechar sobran.