A diez años de la Cumbre de las Américas de Mar del Plata, un libro relata su desarrollo y el famoso rechazo al ALCA que fortaleció nuestra región. Detalles sobre los disgustos, las discusiones y la resignación de Bush.

El libro “ALCA: la batalla que Estados Unidos perdió en Mar del Plata”, de próxima edición, fue escrito por Eduardo Barcelona y relata lo sucedido hace diez años durante la IV Cumbre de las Américas.

Este jueves, el diario Página 12 publicó un adelanto del libro, un resumen de lo que sucedió el sábado 5 de noviembre de 2005:

Día 6

Noviembre 5, sábado

Hotel Hermitage, Salón Versalles

La última jornada de la IV Cumbre de las Américas tendría una sorpresa. Los pro ALCA acordaron una estrategia para tratar de alcanzar lo que no habían logrado en más de un año y medio de negociación y presiones.

Los países del Nafta, el mercado común norteamericano (EE.UU., Canadá y México) y otros de Centroamérica lanzaron la ofensiva temprano, creyendo que la sorpresa podría traer éxito. El Mercosur, más Venezuela, defendió la posición sin fisuras.

El salón Versalles del Hermitage, acondicionado para la ocasión, lucía como nunca. La cabecera fue ocupada por el presidente Néstor. Los organizadores de la cumbre habían programado que después de cada intervención presidencial se hiciera un break de refrigerio y reflexión. La discusión resultó tan apasionada que no hubo pausa para meditar ni para almorzar, por lo cual los presidentes se levantaban sólo para comer un sandwich, tomar un café y regresar prestos al debate. La sesión del sábado abrió alrededor de las 9.30 y se extendió a lo largo de casi nueve horas, sólo interrumpida por tres cuarto intermedio para negociar posiciones.

Como en las reuniones de comisión de los presidentes de la tarde-noche del viernes había reverdecido la cuestión del ALCA y las negociaciones informales de pasillo continuaban, el presidente del Brasil salió al cruce.

Lula, presidente del Brasil

El primer presidente de peso en hablar fue Luiz Inácio Lula da Silva, que dijo “yo vine aquí para discutir de empleo, empleo, empleo (Amorin detrás corrió la vista hacia su jefe; Kirchner esbozó una leve sonrisa de aprobación), pero quiero decir una cosa del ALCA”.

“Yo pienso. 1) El debate sobre comercio no puede ser una cosa ideologizada. 2) Para Brasil no tiene sentido hablar de libre comercio cuando persiste el gigantesco subsidio a la agricultura, que desnivelan el terreno de juego (Kirchner, asiente con la cabeza). 3) Por eso la prioridad es de la Organización Mundial del Comercio (OMC), donde podemos de hecho abordar estos puntos juntos. Por otro lado, no existen modelos únicos para las relaciones comerciales. En el ALCA estamos discutiendo, antes de Miami 2003, temas que iban mucho más allá del comercio, como reglas de inversión, compras gubernamentales, etc. (cara de desagrado de Bush), que limitaban la posibilidad de políticas industriales, tecnológicas y otras. El Mercosur y Brasil hemos negociado con otros países el desarrollo, donde tomamos en cuenta las asimetrías y las sensibilidades de los países menos desarrollados. El mismo principio debe regir para las negociaciones hemisféricas.” (…)

Luego, Lula se retiró de la reunión porque debía viajar a Brasilia a preparar la recepción a Bush. En un breve contacto con los periodistas, Lula destacó que la posición suya estaba en total acuerdo con la de la Argentina.

El presidente de México pide la palabra.

Aquí comienza la nueva ofensiva –la última en Mar del Plata– en pos de la creación del Area de Libre Comercio de las Américas (ALCA).

Vicente Fox, presidente de México

“Me parece que aquí la invitación no es que firmen un acuerdo que todavía no tenemos, ni una definición de un ALCA, que todavía no tenemos, sino participar en una mesa creativa, donde con la participación y el talento de todos, con estas ideas que ya se han puesto en la mesa, con las ideas precisas, con las ideas precisas que acaba de proponer el presidente Lula, procedamos a sentarnos democráticamente en esa mesa a avanzar. Porque el tiempo, sin duda, estaría en nuestra contra si seguimos demorando el inicio de nuestras negociaciones y del desarrollo de ideas creativas para poder estar en tiempo y forma con un instrumento que nos dé competitividad que importe en nuestras economías, que quieren empleo y ocupación productiva y que mejore la calidad de vida de nuestras familias y nuestros pueblos. Propuesta concreta. Trabajemos sin límite de tiempo para desarrollar esta idea fuerza, tener en blanco y negro en términos concretos y poder ponerla en marcha.”

Néstor Kirchner, presidente de la Argentina

“Es importante tener en claro los conceptos por los cuales convocamos a esta cumbre, por lo que mi pensamiento es absolutamente diferente al del señor presidente de México. Porque me parece que no fue la convocatoria de la cumbre la que está diciendo el señor presidente, con todo respeto.”

(Fox miró fijo a Kirchner, como con ganas de zamarrearlo.)

–No es tema de esta cumbre –señaló Kirchner y le dio la palabra a otro orador.

Bush se paró impelido por el cruce entre Kirchner y Fox y le dio la mano en señal de felicitación y respaldo al mexicano.

Kirchner observó el gesto, entendió el significado político del estrechar las manos. Se dio vuelta hacia donde estaba Taiana y confesó.

–A mí no me gusta la vida parlamentaria –dijo en relación al corte de palabra que había tenido que hacer con Fox.

 

Previo al inicio de la decisiva sesión, Kirchner había consultado al vicecanciller sobre el manejo de la asamblea, qué poder tenía el presidente anfitrión en el curso del debate y todo lo relacionado con la entrega del micrófono a los distintos oradores.

La propuesta de Fox de abordar el tema de la creación del ALCA era una falta de respeto al temario acordado por los representantes de cada país en los días previos, cuando se consensúa el contenido del documento y se fija el orden del día.

Pese a las grandes presiones ejercidas por los países del Nafta, el ALCA no estaba en el temario del debate de la IV Cumbre de las Américas.

Tabaré Vázquez, presidente del Uruguay

“A nosotros nos han citado para hablar de la palabra de siete letras, que es trabajo, la inversión productiva es clave para la generación de empleo. En nuestro país, casi un tercio de la población vive en condiciones de pobreza. En aquella Suiza de América, que aplicaron recetas que nos vinieron de afuera. Nos han pedido EE.UU., Canadá y Europa que abramos nuestras puertas y nuestras ventanas, que nos oxigenemos, que no desarrollemos políticas proteccionistas, que le digamos No a los subsidios. Sin embargo, del otro lado hemos encontrado el desarrollo de políticas proteccionistas, de subsidios, de cuotas, de aranceles, que cierran las puertas al trabajo de nuestra gente, a la colocación de nuestros productos.”

(Bush escucha incómodo el discurso de Tabaré.)

Samuel Lewis, vicepresidente de Panamá

“Queremos reiterar de manera firme nuestro apoyo al ALCA. Un buen número de países ha demostrado interés que en esta cumbre se incluya una mención al proceso de negociación del ALCA, porque ello contribuiría a crear trabajo y a fortalecer la gobernabilidad democrática, como dijo el presidente Kirchner.

Somos 29 países los que queremos el ALCA y sólo 5 están en contra.”

Kirchner, presidente de la IV Cumbre de las Américas

–Estoy asombrado por el planteo de esta naturaleza. No es cuestión de votos, sino de consenso. No creo que quieran enemistarse con el 75 por ciento del PBI de América del Sur –respondió con dureza y realismo político. (…)

A continuación, Kirchner propuso una pausa en la sesión. El cuarto intermedio se usó para negociar, acercar a las partes en disputa. El colombiano Alvaro Uribe y el chileno Ricardo lagos se convirtieron en mediadores de hecho.

–El texto es muy parecido al del Mercosur. ¿Por qué no lo aceptan? –propuso Uribe a Kirchner.

–Si es muy parecido. ¿Por qué ustedes no votan el nuestro? (…)

Tras el intercambio con Uribe y Lagos, Kirchner se acercó a la barra. Necesitaba un descanso para pensar. En eso estaba cuando se acercó el vocero, Miguel Núñez, quien recababa información y versiones de los comentarios y reuniones que se producían mientras se desarrollaba la asamblea.

–Cuando venía a verlo, Néstor, lo llevé por delante a Bush –contó con una sonrisa en los labios– “¡Oh! Perdón presidente”, le dije y me contestó “Okey, okey”. Lo toqué con el hombro cuando él retrocedió de una mesa de comida –explicó Núñez.

En eso estaban Kirchner y el vocero, cuando una voz en castellano pero de acento norteamericano los llamaba.

–Amigos, amigos. ¿Cómo les va? –preguntó Bush.

–Bien, bien –respondió Kirchner en tono amistoso.

–Los invito a una cerveza. ¡Mozo, mozo, tres cervezas! –pidió el titular de la Casa Blanca al barman–. Es una broma, ustedes saben que no puedo tomar alcohol –agregó Bush, que con la mano indicó que abandonara la orden.

Bush se retiró tras el intento de acercamiento, se fue a saludar a otros mandatarios. (…)

Regreso a la sesión.

Paul Martin, primer ministro de Canadá

“Entiendo que el gobierno de Panamá ha redactado un párrafo que refleja los puntos de vista que han sido vertidos en esta mesa. Creo que se está distribuyendo ahora, yo tuve oportunidad de leerlo y debo decir que la propuesta de Panamá puede ser aceptada por Canadá. Debemos salir de esta reunión reflejando todas las deliberaciones (…) lo mismo que el ALCA, es una propuesta muy importante.”

Bush, presidente de los Estados Unidos

“Creo que la sugerencia de Panamá debería ser aprobada. Si escuchan claramente el diálogo tenemos México, EE.UU., Canadá, el Caricom, América Central y República Dominicana, que apoyan firmemente que la propuesta de Panamá sea adoptada. Si esta voluntad alrededor de la mesa no está reflejada en un documento, es fácil para los otros presuponer que este cuerpo no quiere avanzar con el acuerdo de libre comercio de las Américas. Muchos países han hablado, de distintos tamaños, distintos intereses, y contamos la cantidad de personas, es claro que la sugerencia de Panamá es por lejos la voluntad del pueblo.

Y yo entiendo que no queremos demostrar una división, pero tampoco muestra la intención. Entonces, el documento no reflejaría el hecho de que hay una mayoría abrumadora de personas que cree que debemos seguir adelante y grandes países que no quieren seguir adelante. Pero, si no, claro, el mundo va a presuponer que hemos abandonado nuestra búsqueda en pro del ALCA.”

Kirchner, otra vez al mando de la asamblea, escuchaba. El presidente argentino le dio la palabra a su par venezolano, quien se despachó con furia.

Hugo Chávez, presidente de Venezuela

“El libre comercio no va a solucionar nuestra pobreza. Los que todavía creen en eso, olvídense de ese cuento. Hablemos de las privatizaciones, uno de los efectos más perversos de la era neoliberal. Veamos el caso de todos nosotros, las privatizaciones, inmediatamente desempleo, inmediatamente flexibilización de las normas laborales, eliminación de prestaciones sociales, los derechos de los trabajadores los borraron del mapa con las recetas del FMI. Reformas estructurales. Veneno. Verdadero veneno para nuestras economías.” (…)

La intervención del venezolano no iba a ser la única en la jornada.

Después siguieron otros presidentes caribeños que, con suavidad, se pronunciaron por el ALCA.

Al segundo mandatario que expuso en favor del ALCA, Kirchner le volvió a dar la palabra a Chávez y hubo inclusive una tercera intervención del venezolano, ante lo cual varios presidentes y algunos colaboradores levantaron la voz en queja: “¡Eh, eh! No, no, no estamos de acuerdo”, dijeron casi a coro.

Kirchner siguió adelante con la estrategia de usar a Chávez como orador contestatario contra los que estaban de acuerdo con el ALCA. Alrededor de las 16.00, Bush volvió a pedir la palabra.

Bush, reflexión de despedida

La postura corporal, el rostro, las señales y gestos de Bush evidenciaban cansancio, hastío e impotencia ante la imposibilidad de quebrar la irreductible posición del Mercosur contra el ALCA.

En la sala se sabía que en cualquier momento, Bush se iría de Mar del Plata, porque tenía que viajar a visitar a Lula en Brasilia. El pedido para dirigirse una vez más a la asamblea no sorprendió, se entendió como que iba a ser una despedida. Pero no. Fue muy breve, pero no menos contundente.

–Yo no sé por qué tanto lío, si de lo que se trata es de ver cómo entre nosotros nos defendemos de China –fue el concepto central de la intervención.

Después se fue.