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Apuesta oficial: tras las elecciones comenzará “el verdadero cambio”. El Gobierno pisará el acelerador de las reformas estructurales. Se contempla que el Congreso mantenga sesiones extraordinarias hasta Semana Santa para tratar iniciativa.

No lo quieren decir. En parte para no pecar de exitistas y, además, para que la propia tropa no baje la guardia. Pero, según las últimas encuestas que han trascendido en la Casa Rosada, Cambiemos ratificaría en las elecciones de medio término un triunfo en el orden nacional y lograría una marcada diferencia a favor que -dicen- podría llegar a 6 puntos en la provincia de Buenos Aires. Y, con este resultado en la mano, después de las elecciones de octubre comenzaría «el verdadero cambio», según señalan en el entorno presidencial.

Los estrategas del macrismo sostienen que, encaminada la economía, en la segunda parte del Gobierno pisarán el acelerador de las reformas estructurales. Por esta razón contemplan que el Congreso mantenga sesiones extraordinarias hasta la Semana Santa para tratar iniciativas como, por ejemplo, la reforma impositiva, proyectos para reducir la economía informal, entre otros.

En esta materia existe consenso en cuanto a que las rebajas de impuestos serán graduales, ya que el desequilibrio fiscal primario -de unos 4 puntos del producto bruto interno- impide un recorte marcado de los tributos en lo inmediato, aunque fuentes oficiales han dejado trascender que, tal vez, el proyecto oficial incluya algunas medidas más audaces.

En el Poder Ejecutivo se afirma que llevarán adelante iniciativas para combatir la economía informal, no sólo en el campo impositivo, sino también en el ámbito laboral. Ya se encuentran elaborando, de manera conjunta, proyectos orientados a combatir la informalidad los ministerios de Trabajo, Desarrollo Social y Hacienda junto con la AFIP y el Banco Central.

Otro de los temas centrales para los próximos dos años, es la realización de un »ambicioso plan de obras públicas». Nuevamente, dadas las restricciones presupuestarias, la gran apuesta del Gobierno para desarrollar la infraestructura pasa por los programas de participación público-privada. En este punto en el oficialismo confían en que un favorable resultado electoral despejará dudas entre los inversores y los llevará a animarse a llevar adelante obras que, por definición, son de largo plazo.

También la apuesta a los créditos hipotecarios está siendo una de las herramientas dinamizadoras de la construcción privada «incluso reactivo al sector de propiedades usadas», comentan con satisfacción en el sector inmobiliario.

En la Casa Rosada están confiados en que las urnas van a ratificar que la gente avala el cambio que propone la administración de Mauricio Macri para la Argentina. Discuten, con este argumento, la posición de quienes sostienen que el principal sustento del gobierno es el rechazo de una gran parte de la población a la figura de la ex presidente Cristina Fernández de Kirchner.

Valoran el favorable resultado que logró el oficialismo de las primarias, a pesar de la magra situación económica. De acuerdo con estimaciones privadas, el año pasado los salarios quedaron unos 6 puntos detrás de la inflación. Colaboradores cercanos afirman haber escuchado al propio presidente Macri reconocer que »la gente la pasó mal en 2016″.

Pero en la mesa chica de Cambiemos se evalúa que los votantes no tuvieron en cuenta sólo la cuestión económica sino otras cuestiones esenciales para la calidad de vida, como la preocupación y el esfuerzo que el Gobierno puso para combatir la inseguridad y el narcotráfico o, en otro orden, el intento de recuperar la cultura del trabajo, en contraposición al asistencialismo de los planes sociales.

A favor del Gobierno, también debe tenerse en cuenta que, por la forma y los plazos en que se acordaron los aumentos salariales en los distintos gremios, la mayor recuperación del salario real se dio en el tercer trimestre del año -cálculos privados estiman que, en promedio, el poder adquisitivo subió 4% entre julio y septiembre pasados, contra igual período de 2016-, es decir justo en la antesala de las elecciones.

Quienes integran el círculo más cercano al presidente Macri sostienen que el primer mandatario valora especialmente los »timbreos», ya que le permiten estar en contacto directo con los problemas reales de la ciudadanía.

«La gente le manifiesta a Mauricio su preocupación por las mafias y esto realimenta el enojo que siente por estas mafias, ya sean sindicales, judiciales o empresarias», dicen en el entorno presidencial, al tiempo que ratifican el propósito de combatirlas.

Por eso, aseguran, «va a acentuar la pelea contra el sindicalismo que encarece y complica la producción argentina». El ajuste también debería llegar al Estado, ya que el presidente, dicen en la Casa Rosada, dio una orden muy precisa al ministro de Modernización, Andrés Ibarra, y al titular de Producción, Francisco Cabrera, para desburocratizar todo lo posible los trámites en el sector público.

También en el Gobierno anticipan que se seguirá trabajando en la transparencia en las contrataciones del Estado para combatir las «mafias empresariales», un tema que no es menor en el contexto del ambicioso plan de infraestructura que piensa llevar adelante el oficialismo.

En cuanto a la Justicia, un reciente estudio de la consultora Synopsis señala que la corrupción escaló al primer lugar en la escala de preocupaciones de la ciudadanía, con un nivel de preocupación de 22%, seguida por un tema íntimamente vinculado con la Justicia, como es la inseguridad, con el 21% -en tercer lugar se ubica el problema del empleo con el 20,7% -.Al respecto, en el entorno presidencial sostienen que «algunos jueces tendrían que darse cuenta que, por más dinero que tengan, ya enfrentan problemas para presentarse en público por el rechazo de la gente». Al tiempo que se muestran optimistas que el Poder Judicial comenzará a imprimir celeridad a las causas especialmente las vinculadas a delitos de corrupción.

En lo que concierne al rol del Poder Ejecutivo, la estrategia del Gobierno consiste en seguir proponiendo jueces para avanzar en la renovación en este ámbito, al tiempo de prestar, aseguran, toda la colaboración posible con la Justicia para esclarecer los casos de corrupción.

Por más que se ha hablado mucho sobre el tema, quienes conocen al presidente Macri sostienen que el primer mandatario no cree en la posibilidad de llevar adelante un acuerdo nacional tras las elecciones. Al respecto, dicen que teme que en esta convocatoria puedan llegar a primar las mezquindades sectoriales por encima del bien común.

En cambio, en el Gobierno sí se manifiestan convencidos de la necesidad de llevar adelante acuerdos sectoriales como los alcanzados entre los sindicatos, empresarios y gobiernos para la explotación del yacimiento de Vaca Muerta.

Otra de las líneas de acción política importante es «el fortalecimiento del vínculo con los gobernadores». Al respecto, en la Casa Rosada adelantan que «Macri tendrá mucho diálogo con los mandatarios del interior».

En este intercambio habrá temas ríspidos, como el cumplimiento del programa de responsabilidad fiscal o la discusión de los fondos coparticipados, particularmente a partir del reclamo de la provincia de Buenos Aires por recuperar recursos.

Pero quienes conocen a Macri dicen que el presidente está convencido que, hoy como está configurada, la provincia de Buenos Aires es inviable, ya que concentra cerca de un tercio de la población y una de las mayores áreas de pobreza en el Gran Buenos Aires.

El presidente considera que debe alentarse la radicación de industrias en el interior para relocalizar la población, reducir la pobreza y fomentar el desarrollo regional y, para esta tarea, aspira a contar con los gobernadores. Al respecto, dicen que una frase suya sintetiza su posición cuando afirma que «este va a ser un país federal en serio».

Los estrategas del macrismo sostienen que, encaminada la economía, en la segunda parte del gobierno pisarán el acelerador de las reformas estructurales. Por esta razón contemplan que el Congreso mantenga sesiones extraordinarias hasta la Semana Santa para tratar iniciativas como, por ejemplo, la reforma electoral, ley de tierras, reforma previsional, reforma impositiva, proyectos para reducir la economía informal, entre otros.

Fuente: Ámbito