Las fiestas sin habilitación proliferan como consecuencia lógica del cierre de los espacios de esparcimiento para los jóvenes. En los balances policiales del fin de semana, la clausura de eventos se anuncia como una exitosa política de estado. Cuando se trata de aguar la fiesta, la policía salteña se pone ATR.

La escasa oferta cultural promovida desde el estado, el cierre constante de locales que ofrecen propuestas para jóvenes y la inexistencia de los matinés, deriva indefectiblemente en la proliferación de eventos sin habilitación ni control organizados por particulares. A estos eventos, se los bautizó en la jerga policial como «fiestas clandestinas». El fin de semana pasado se clausuraron cinco.
Cobro de entradas, presencia de menores y venta de alcohol, son algunas de las características de estas convocatorias según informó en conferencia de prensa Alejandra Ale, vocera de la policía. «La mayoría estaban con la presencia de adolescentes menores de edad, que se habían convocado por redes sociales» explicó.
A su vez, reconoció que los operativos en busca de «fiestas clandestinas» se vieron reforzados este fin de semana por la celebración de Halloween. «Nosotros por este motivo intensificamos los operativos en toda la provincia» sostuvo.
En Salta, cada vez escasean más las propuestas para jóvenes de entre 12 y 17 años, que terminan por asistir a fiestas sin seguridad ni control. Este fenómeno disparó nuevamente el debate sobre la posibilidad de reeditar los antiguos matinés. Sin embargo, desde el sector aducen que dicha iniciativa no resultaría rentable en caso de llevarse a cabo en locales habilitados.