El gobierno nacional lanzó el “servicio cívico voluntario en valores” a cargo de Gendarmería Nacional, donde se pretende que asistan aquellos jóvenes  de 16 a 20 años que no estudian ni trabajan. Se propone un dispositivo de ordenamiento del control de jóvenes de clases bajas. Otra medida que va en congruencia con políticas de seguridad que proponen militarizar el país. (Guadalupe Macedo)

 A través de la resolución 598/2019 del Ministerio de Seguridad publicada en el Boletín Oficial se comunicó la creación del servicio cívico. En el artículo N° 2 se establece que los objetivos son: “a) Fortalecer los valores democráticos y republicanos. b) Ofrecer talleres que permitan adquirir nuevas destrezas y habilidades. c) Fomentar la inclusión, educación, superación y liderazgo en búsqueda de la cohesión social. d) Brindar herramientas que permitan la futura elección profesional. e) Generar el sentido de responsabilidad entre los voluntarios en relación con sus deberes cívicos. f) Fomentar el desarrollo de distintas capacidades que los fortalecerán para la autonomía y madurez integral.” Art. N° 1 Res. 598/19.

Se propone un dispositivo de ordenamiento del control de jóvenes de clases bajas. Otra medida que va en congruencia con políticas de seguridad que proponen militarizar el país, con el protocolo anti piquetes y la doctrina Chocobar que festeja el asesinato por mano propia. Sigue lógica de punitivismos donde se pone a la sociedad en contra de los jóvenes de clases baja. El gobierno, en plena campaña electoral, se potencia como quien viene a solucionar la problemática de “inseguridad” a través de la formación cívica de los jóvenes que no estudian ni trabajan. Esto deja de lado las problemáticas centrales que atraviesan a los jóvenes que muestra una ausencia del estado en los sectores bajos y marginales. 

Según la resolución “nace como una herramienta para brindar oportunidades de formación a los jóvenes a través de los valores democráticos y republicanos, que suponen compromiso cívico para que conozcan sus derechos y sus responsabilidades, sus capacidades y potencialidades personales, el sentido del deber, la capacitación en nuevas destrezas y habilidades, el compromiso con el bien común y el estímulo a capacitarse continuamente, como herramientas para fortalecer su propia valoración, como personas capaces de generar un impacto positivo en su comunidad”. Argumentando que será llevado a cabo por gendarmería nacional ya que durante este tiempo esta fuerza participó en cuestiones sociales como incendios, inundaciones, apoyo a  entidades públicas, reparto de donaciones, dejando de lado profesionales especializados en dichas cuestiones, quitando y reduciendo campos de inserción laboral de trabajadores sociales. Otorgando la formación juvenil a una institución que no dispone de profesionales en cada temática planteada en la resolución. 

La ministra de Seguridad Bullrich, dio detalles del modo de funcionamiento: “los jóvenes van a asistir una vez por semana. Se van a poder inscribir desde el 1° de agosto al 1° de septiembre, será una experiencia de 1200 chicos en un curso de cuatro meses. Buscamos ampliarlo en enero”. Enfatizó que se buscará que los jóvenes se formen a través de un sistema de responsabilidad y disciplina. Se plantea desde esta óptica que los jóvenes no son responsables y la única solución es educarlos desde la disciplina y sumisión. El servicio cívico será gratuito y se prevé que a futuro otorgue una beca a quienes lo cursen. 

«Vamos a ir a la búsqueda de los jóvenes que hoy no estudian ni trabajan, para que puedan retomar sus estudios y puedan formarse en oficios no sólo tradicionales, sino también en otros como robótica, software de videojuegos o cualquier salida que les permita insertarse en el mundo del trabajo”, dijo Bullrich. Es decir que el proyecto es destinado a esos jóvenes que no transitan por las instituciones del estado. La realidad de estos jóvenes es que viven ausencias del estado por su situación económica y social, creando una estigmatización hacia ellos construyendo el estereotipo de “pibes chorro o vagos” relacionándolos con la violencia física y delito. Así se deja de lado al joven como un sujeto que poseen derechos, para ser tratados como un potencial de peligro sobre el cual se deben poner restricciones y prohibiciones, controles en todas las actividades y acciones que realicen, siendo el servicio cívico en valores un lugar de control para la vida del joven.

Se representa en la sociedad a los jóvenes de clase baja como causantes de desorden social. Por el modo de vestir, los modos de hacer, la música, su manera de escucharla, los lugares que frecuentan, sus prácticas cotidianas, su cultura, son considerados violentos.

Esto lleva a pensar que las personas en situación de pobreza representan un peligro y por lo tanto se genera marginación y segmentación. Bajo esta concepción estereotipada se justifica su exclusión y se les niega su ciudadanía, marginándolos del resto de la sociedad y ahora creando un lugar para disciplinar sus cuerpos y modos de actuar en la sociedad. 

Consideramos que los jóvenes pobres no son peligrosos, ningún joven, niño, nace delincuente como lo plantea la Ley de Protección Integral de los Derechos de las Niñas, Niños y Adolescentes. Las condiciones sociales en las que viven, un contexto de exclusión y marginación, lo hacen vivir situaciones donde prima la violencia, por lo que son sujetos de protección. Son jóvenes que han nacido en contextos violentos donde los padres, la policía, maestros accionan con violencia sobre sus vidas quitándoles derechos y oportunidades. Viven en horizontes de privaciones y muerte donde sus expectativas y objetivos de vida no van más allá del día a día.