Si hay un punto cuestionado desde el inicio en el gobierno nacional es la política internacional.
Esta vez fue por abstenerse de votar contra la violación de Derechos Humanos en Nicaragua, por parte del régimen de Daniel Ortega, en el marco de la sesión extraordinaria de la OEA.
La declaración, demandaba la “liberación inmediata de los candidatos presidenciales y de todos los presos políticos”.
La postura argentina fue criticada por Estados Unidos, que declaró sentirse “decepcionado” por los votos, argentino y mexicano.
Otro hecho fue que hace un par de semanas se supo que Argentina se retiró de la demanda en la Corte Penal Internacional contra Venezuela por crímenes de lesa humanidad. El tercer hecho que se llevó las criticas fue el voto contra Israel en el Consejo de Seguridad de la ONU junto a países de «escasos valores democráticos como Venezuela, Cuba o Namibia».
La oposición aprovechó ampliamente estos temas para criticar al gobierno nacional.
La respuesta de Cancillería fue que Argentina decidió realizar una declaración en conjunto con México. También expresó su preocupación por las detenciones arbitrarias de opositores en Nicaragua, pero no por eso se sumó a la declaración que 26, de los 34 países que integran la OEA hicieron. Asimismo, el gobierno nacional, alegó que la condena a la violación de los Derechos Humanos es una intromisión en los asuntos internos de Nicaragua, aunque en lo que va de su gestión, se inmiscuyó en asuntos internos de Bolivia, Chile, Perú y Colombia, pero sin la OEA de por medio, lo que deja claro dónde está el problema.