Tras la derrota del proyecto por el voto electrónico, el macrismo asegura que el presidente analiza una ofensiva contra los «aparatos feudales» mientras Adrián Pérez denunció prácticas clientelares entre los gobernadores del PJ.
Para remontar su derrota política, el gobierno de Mauricio Macri prepara una fuerte ofensiva contra los gobernadores y senadores del Frente para la Victoria (FPV) que ayer sepultaron el proyecto de reforma política con sistema electoral de boleta única electrónica (BUE). La estrategia es exponer a los que prefieren seguir usando el sistema de boleta de papel que generó en 2015 sospechas y denuncias de fraude.
Según pudo saber LA NACION, el ministro del Interior, Rogelio Frigerio, esperaba ayer que salieran a dar explicaciones los gobernadores que les habían garantizado a él y a Macri su apoyo para el cambio electoral, pero que en la reunión de senadores del PJ de ayer la boicotearon.
El primero en salir al ataque fue Adrián Pérez. Consultado por LA NACION señaló que al enterrar la reforma política los senadores y gobernadores del PJ «dieron una clara señal de que prefieren mantener su poder feudal en muchas provincias antes que cumplir con la demanda ciudadana de elecciones limpias, equitativas y transparentes».
Esta ofensiva se profundizará en estas horas. Para el Gobierno, «éste es un tema de corte», por cuanto siempre buscó un trato federal e institucional con los gobernadores en el acuerdo de recursos, obras y políticas comunes. De todos modos, Macri les dijo a Frigerio y a Pérez en Olivos que «hay que seguir adelante». Y aseguró: «Vamos a lograr aprobarlo a la larga, aunque haya resistencia, es una demanda ciudadana y no tienen alternativa».
De todos modos, no desconocieron que, para el bloque del PJ en el Senado «el proyecto está muerto» y no tenía vuelta atrás. En línea con la postura optimista de Macri, Pérez dijo luego a LA NACION: «Vamos a seguir trabajando para que haya una reforma electoral, pensando en la gente, y a pesar de las resistencias de los aparatos políticos feudales».
Con visible molestia se comprometió a «seguir trabajando para terminar con el robo de boletas, los malos conteos de votos, las demoras de los resultados, las listas colectoras, porque así lo ha marcado la ciudadanía». Con esa ofensiva, intentarán revertir la postura de los senadores hasta fin de año. Es el plazo límite para hacer viable la aplicación de la BUE en las elecciones legislativas de 2017.
Un senador peronista le dijo en confianza a un funcionario macrista: «El Gobierno puede pedirnos proyectos que aseguren la gobernabilidad, pero no que nos hagan perder las elecciones». Frigerio no se explicaba por qué los gobernadores de San Juan, Sergio Uñac, y de Santiago del Estero, Claudia Ledesma, le habían dicho que apoyaban la iniciativa y se dieron vuelta.
En el mismo día de ayer, Sergio Casas, de La Rioja, y Carlos Verna, de La Pampa, le habían anticipado su apoyo a Frigerio en la Casa Rosada. Pero en el Senado hicieron otra cosa. El chaqueño Domingo Peppo había apoyado a Macri y su representante mantuvo ayer esa postura en el Senado. Pero los senadores de Chaco responden al ex gobernador y ex jefe de Gabinete kirchnerista Jorge Capitanich. La catamarqueña Lucía Corpacci le había dado a Frigerio señales ambiguas. Ayer se sumó al rechazo en el Senado.
«Ni siquiera permitieron que se vote un proyecto intermedio, el del senador Juan Manuel Abal Medina, porque temían que volviera a Diputados y allí se insistiera en el proyecto original», dijo Pérez a LA NACION. Por añadidura, el formoseño Gildo Insfrán, el tucumano Juan Manzur y la santacruceña Alicia Kirchner siempre mantuvieron su rechazo, al igual que ayer.
Los únicos que mantuvieron el respaldo a Macri fueron la fueguina Roxana Bertone y el entrerriano Gustavo Bordet. Ése fue el punteo que hicieron en Olivos y lamentaron otro dato: «La reforma había salido con un consenso muy amplio en la Cámara de Diputados, de todos los bloques, menos el FPV. Y el mismo FPV la frenó en el Senado con la mezquindad del aparato político y las prácticas clientelares», dijo Pérez a LA NACION.
Macri anunció ayer obras en Chaco y dejó una frase ya desactualizada: «Cada vez me siento más cómodo trabajando con los gobernadores, porque compartimos la agenda de reducir el gasto, el clientelismo, la corrupción y el despilfarro»
Fuente: La Nación