El Banco Mundial eligió a nuestra provincia, Mar del Plata y Rosario para trabajar en políticas de Gestión de Alimentos. El criterio de elección estuvo dado porque en la ciudad se detectó que entre el 30 y el 40% de la basura que llega al vertedero San Javier es comida.

Es en ese contexto, funcionarios de la entidad internacional visitaron la capital salteña. La comitiva, acompañada por autoridades municipales locales, se reunió con productores de alimentos elaborados, entre ellos hoteleros, restaurantes, supermercados, para dar el primer paso de un plan que seguirá en agosto cuando vuelva el Banco Mundial.

En ese marco, el exviceministro de Desarrollo Social de la Nación, Daniel Arroyo, habló de que la pobreza se da principalmente en el NOA (Salta, Jujuy, Catamarca, Santiago del Estero y Tucumán) y el NEA (Chaco, Formosa, Corrientes y Misiones) y en el conurbano bonaerense donde viven 12 millones de personas. De allí que habló de la necesidad de crear un fondo que compense la situación de disparidad y los mayores problemas sociales, en lo alimentario, en lo laboral, en las viviendas. Así como alguna vez se implementó el Fondo de Reparación Histórica para el conurbano bonaerense, habría que crear para el norte del país un fondo específico para ayudar a afrontar la crisis social. La pobreza tiene tres caras: la de las viviendas, la falta de trabajo y la salud y educación.

Además destacó que en Argentina no hay tratamiento para el mejor uso y racionalización de los alimentos y en ese sentido lamentó que “este un tema que haya estado en la agenda pública. Quizás por aquella vieja idea de que Argentina produce alimentos para el mundo no hubo racionalización de ningún tipo ni tarea de concientización. Solo en las crisis hemos visto otra cosa, por ejemplo, las crisis por la hiperinflación de 1987, 1989 y la del 2001. En esos momentos se generaron sistemas de emergencias pero luego se fueron perdiendo. No hay un área que la tome, no estuvo en la agenda pública. El Ministerio de Desarrollo Social trabaja para transferir bolsones de alimentos o dar tickets para que las personas coman, pero no hay una pauta cultural con el tema del aprovechamiento de los alimentos, y tampoco lo tomó otras áreas del Gobierno. Sacando los momentos de altísima crisis, el Estado no lo ha tomado como una cuestión propia”.