El ex Ministro Francisco López Sastre declaró en el juicio y cerró un sinfín de rumores. La acusación apunta ahora a profundizar las imputaciones contra los tres acusados. La mujer de Daniel Vilte declaró y lo calificó como padre cariñoso y hombre respetuoso de ella y sus familiares. (Maximiliano Rodríguez)
La vigésima jornada cierra el primer mes de juicio oral. Hasta el momento, el atrapante proceso determinó como firmes muchas de las dudas que mantuvo la sociedad salteña durante los últimos tres años. La ausencia de pruebas científicas en contra de dos de los tres acusados es notoria. Tanto, que diariamente crece la responsabilidad de los jueces ante los familiares, los acusados y sus destinos. Se juega en este juicio no solamente la libertad de tres personas y el justo reclamo de justicia de las familias de Cassandre y Houria, sino también la vigencia o no del pleno estado de derecho en la provincia de Salta.
El proceso y resultado de este juicio oral genera en la sociedad salteña una marcada expectativa, quizás porque instintivamente el pueblo sabe que una injusticia más en materia judicial destruiría la posibilidad de hacer realidad la esperanza. A nadie escapa en Salta que la posibilidad de impunidad es tan o más atroz que la condena de por lo menos dos personas inocentes, a los fines de ocultar a verdaderos culpables que sólo ostentan una condición social acomodada como único pasaporte a una libertad inmerecida. Ese es el temor de la sociedad toda y la responsabilidad enorme de un tribunal con muchísima experiencia.
La maratónica jornada decimonovena, fue crucial para entender que la ausencia de pruebas científicas es el basamento sobre el que se montan las dudas de la sociedad. El día anterior fue clave porque se escuchó a los genetistas que realizaron los exámenes de ADN. De estas declaraciones surge evidente que el perfil genético de Santos Clemente Vera sólo fue detectado por el perito oficial: el contratado por el Estado salteño. Pero surge además que ni siquiera ese análisis fue determinante para el perito. La utilización de términos potenciales para ubicar el ADN de Vera en el lugar de los hechos fue observado por profesionales y público presentes en la sala. Tanto la contraprueba de ADN realizada por la defensa del acusado, como las pruebas de ADN realizadas por la justicia francesa, determinaron todo lo contrario. Ni el análisis de parte, ni el análisis francés encontraron el ADN del jardinero, ni en el lugar de los hechos, ni en el cuerpo de las víctimas. Sólo el perito oficial encontró el ADN “presumiblemente” de Santos Clemente Vera.
Este hecho -único y potencial- sumado a la aceitada comunicación que tuvo el perito por esos días con el entonces juez de instrucción Martin Pérez, no puede más que incrementar la dudas de todos. Basta leer los comentarios del público en los medios locales para entender que muchos sospechan estar ante una investigación amañada y poco profesional, cuando no directamente dirigida, para acusar a hombres casi marginales sin contar con pruebas científicas necesarias. La jornada, en definitiva, había dejado el mismo sabor de los días previos al comienzo del juicio: sólo habría pruebas firmes contra Gustavo Lasi. En contra de los otros dos acusados, Santos Clemente Vera y Daniel Vilte, sólo hay la declaración de Lasi quien se inculpa de las violaciones pero se exime de los asesinatos.
En este marco comienza el día veinte: con dudas crecientes sobre la forma de administrar justicia que tuvo la instrucción. Y sobre todo, respecto a las motivaciones que impusieron en la investigación inicial el juez Martín Pérez y Aldo Rogelio Saravia, entonces Secretario de Seguridad.
El cuñado
Federico Cañizares era en julio de 2011 aspirante a policía y el cuñado de Gustavo Lasi. Cuando entró a la sala, el joven lo hace con el pelo mojado, como si recién se hubiera peinado. Un pullover negro con rombos grises y zapatos de vestir, componían parte de su indumentaria. Su declaración estaba prevista para el día anterior pero debió posponerse por la extensa declaración de los genetistas. El muchacho relata que fue convocado a las 6 de la mañana del día 6 de agosto a la Unidad Regional 1, presuntamente para prestar servicio como aspirante a policía. Una costumbre arraigada de la administración provincial de hacer trabajar como policías a los ciudadanos que aspiran a serlo. En la sede de calle Deán Funes y General Güemes lo abordaron dos personas de civil quienes le dicen que debían ir a la jefatura de policía. “Allí me entrevisto con el comisario Piccolo. Me secuestran el celular y quedo detenido. Me piden que los lleve a la casa de Gustavo Lasi. Los llevo y quedo detenido dentro de un auto, custodiado por personal policial. Me dejan dentro del auto a una cuadra y media de mi casa, donde estaban haciendo un allanamiento”, relató el ex cuñado del principal imputado.
Cañizares estuvo detenido entre el 6 de agosto y el 19 de agosto de 2011. El joven indicó ante el tribunal que Gustavo Lasi le regaló a su hermana María Fernanda la cámara robada a Houria Moumni entre el 18 o 19 de julio de ese año. El testigo admite y reflexiona: “yo saqué fotos el día 20”. El celular de la víctima llegó, en días previos, a casa de sus padres. Estima que el día 16 de julio de 2011. Gustavo Lasi por momentos mira el techo. Por momentos mira a su ex cuñado. Es como si no le interesara el relato. Los otros dos acusados parecen mucho más atentos. Uno parece esperar que pase el tiempo. Los otros parecen jugarse un poco más. “Yo me enteré del celular y de la cámara cuando fui detenido”, dice el muchacho. Se refiere a enterarse del verdadero origen de los objetos robados. Estuvo preso dos días con Santos Clemente Vera. El jardinero le dijo que era inocente y que no tenía nada que ver.
Federico Cañizares, a diferencia de las psicólogas del CIF, contó esto ante el tribunal. El joven tiene 23 años. Le dieron la baja policial por este motivo y hoy tiene una casa de comidas regionales. Un comercio mínimo del cual vive. Estuvo detenido por encubrimiento cuando ni siquiera era amigo del novio de su hermana. Su relato genera cierta pena a los presentes. Su caso podría considerarse una suerte de daño colateral de los actos cometidos por terceros. Cuando termina su testimonio, sus padres y una hermana que lo acompañaron en la jornada se retiran. Nuevamente la familia Cañizares sale unida de la sala. Así lo habían hecho días previos, cuando prestó testimonio María Fernanda, la ex novia del principal acusado. Para ellos este momento habría sido el cierre de una etapa que comenzó cinco años atrás, cuando Gustavo Lasi y María Fernanda se conocieron en una fiesta en Finca Las Costas.
Sí, juro
La mujer de Daniel Vilte, Laisa Serrano, podía no declarar amparándose en el artículo 20 de la Constitución Provincial. El presidente del tribunal, Ángel Longarte, le informa de esta potestad pero la mujer desea declarar igual. Hasta el momento, el único que hizo uso de esa facultad constitucional para no prestar declaración testimonial fue Walter Lasi, padre del principal imputado.
La mujer es sumamente humilde. Tiene cabellos negros lacios hasta por debajo de los omoplatos. Sus zapatillas blancas y el pullover gris claro contrastan armoniosamente con la cartera de cuero marrón que porta. La mujer relata cómo fue su vida y la de Daniel Vilte el 15 de julio de 2011. “Nos levantamos temprano y tomamos el colectivo. Luego tomamos un remís y nos fuimos al Híper Libertad, al cajero que está al lado”, comenzó su testimonio. Luego relató ante los jueces todo lo que más o menos le había contado a los medios de comunicación durante los últimos años. Que ella, su pareja y un hijo de ambos compraron mercaderías en el supermercado VEA de Ituzaingó y Mendoza, para luego comer una pizza en el Mercado San Miguel.
Posteriormente habrían regresado a su casa en la zona sudeste de la ciudad, donde descansaron. La mujer entonces estaba embarazada de 8 meses, por eso concurrió esa tarde a hacerse una ecografía en el Nuevo Hospital Público Materno Infantil. “Él se quedó en mi casa con nuestro hijo. No recuerdo la hora que volví, pero era atardecer. Y él estaba mirando películas, como lo dejé”, relató la mujer. Ella desde entonces sigue viviendo en el barrio Sanidad II. Un asentamiento que nació al ritmo de las promesas gubernamentales incumplidas. No sabe la testigo si alguna vez compró o vendió un arma de fuego. A ella, él nunca le contó nada al respecto. “Jamás lo vi con un arma”, dice Laisa Serrano.
A esta altura del relato, Daniel Vilte la mira atento. Está a escasos cuatro metros de la mujer con quien tiene tres hijos: dos varones y una nena. En su rostro se ve quizás el deseo de volver a esa vida con ella. El acusado volvió a llorar, cuando ella relató ante el tribunal que él no le permitía lavar la ropa mientras ella estaba embarazada. Es la segunda vez en el juicio que el acusado se desmorona. El relato de la mujer acrecienta esas lágrimas. Trata de taparse la cara con sus manos esposadas. Ella dice sólo cosas bellas de él. Afirma que el único día que Daniel Vilte dejó de ir a dormir a la casa, fue el día de su detención. Que siempre fue un padre cariñoso con sus hijos y un hombre sumamente respetuoso con ella y sus familiares.
El relato de la mujer es de un escandaloso contraste con el terrible perfil psicológico que trazaron las peritos del CIF. El hombre tildado de psicópata, es amado por esa mujer. Laisa Serrano durante los últimos tres años gritó la inocencia de su pareja ante quien la quisiera escuchar. El tribunal le muestra el ticket del cajero automático, el ticket de compra de comestibles de supermercado VEA y la ecografía que se realizó en el Nuevo Hospital. La joven prácticamente habla muy bajo, como si lo hiciera hacia adentro de sí misma. Su peor momento fue cuando la interrogó el vocal Bernardo Ruiz porque el juez le preguntó si conocía o no los antecedentes de Daniel Vilte. La mujer dijo no conocer ningún problema judicial previo de su pareja. La joven mostró perplejidad cuando el juez le informó que en 2006 y en 2008 su pareja fue acusada por supuesto hurto y supuesto hurto calificado. Para entonces Daniel Vilte y Laisa Serrano vivían juntos.
Luego, llegó el momento de preguntar a la querella. Cuando comenzó a interrogar Nicolás Ortiz a la testigo, uno de los abogados querellantes, intervino el defensor de Daniel Vilte, Dr. Marcelo Arancibia. El letrado hizo una potente oposición por considerar que las preguntas de Ortiz buscaban directamente la confusión de la testigo. La puntillosa indagación del abogado querellante al interrogar a la mujer de Daniel Vilte, contrastó con la pasividad mostrada ante otros testigos, como en el caso de los “investigadores” de la Brigada de Investigaciones. Fue para todos evidente en la sala la situación. Al final, el testimonio y en medio de un cuarto intermedio Arancibia volvería a reclamarle la actitud.
Luego llegó el turno de Federico Rodríguez Spuch. Igual de incisivo que su socio. Ante Laure Fagésno se habían mostrado tan inquisidores, pese a que fue el padre de Cassandre quien señaló a la funcionaria provincial como una testigo importante para ser citada. Nuevamente la representación salteña de los familiares parece dirigida a cerrar el caso tal como está. Casi a las 13, la mujer de Daniel Vilte terminó su declaración testimonial. La policía quiso retirarla de la sala pero la mujer pidió quedarse entre el público y así lo hizo. Se sentó a tres metros de su pareja. El tribunal entró en cuarto intermedio por unos minutos. Fue allí que el abogado de su pareja increpó a Ortiz y Rodríguez Spuch. No muchos sabían que la madre de Laisa Serrano es una de las primeras clientes de Marcelo Arancibia en su carrera como abogado. Por eso él tomó el caso, aunque se trataba de personas de escasísimos recursos. El cruce con Ortiz y Rodríguez Spuch tenía un condimento personal. Para ellos, el cuarto intermedio no fue el fin del round.
Testigo y ex Ministro
El testigo más esperado del juicio fue Francisco Javier López Sastre. El ex Ministro de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la gestión de Juan Urtubey ingresó a la sala a las 13.20 del viernes 25 de abril de 2014. Lo hizo con un traje gris oscuro sin corbata. El ex funcionario entró levemente sonriente y dijo no conocer a ninguno de los imputados. Ni siquiera a Gustavo Lasi que trabajaba todos los días en uno de los edificios a su cargo.
Los primeros en preguntar fueron los abogados querellantes. Después de todo, fueron los abogados de los familiares de las víctimas quienes requirieron que sea citado a declarar. Sorpresivamente en esta jornada no está presente el titular de la esa representación legal, Nicolás Durrieu, quien fue concretamente el abogado que pidió al tribunal dos días atrás la presencia de López Sastre en la sala. “No tenía conocimiento de la existencia de estas señoritas, hasta que se hizo público este hecho”, afirma para comenzar el ex funcionario. Dice que nadie lo llamó jamás para avisarle sobre la llegada de las chicas a Salta y que sólo las conoció por las imágenes que la prensa gráfica publicó tras el hallazgo de los cuerpos.
También declaró que no conoce a los dueños de Puma Expeditions. Todo su relato lo hizo ordenadamente y sin interrupciones. Al testigo le mostraron fotos de las víctimas y ratificó no conocerlas, como así tampoco a ninguno de los imputados. En este marco, Francisco López Sastre agradeció al tribunal que lo citaran a declarar, porque la prensa local publicó versiones “incluso injuriosas” en contra de su persona. En forma monótona, el ex ministro aclaró que nunca tuvo una casa en el barrio Buena Vista aunque admitió haber poseído un terreno en el barrio privado sin edificar hasta el año 2009. Este terreno lo compartía con su pareja de entonces, a quien se lo cedió al finalizar la relación a fines de ese año. “No tengo ninguna vinculación con esa gente, ni con ese barrio”, dijo López Sastre, aunque aclaró que “son algunas de la versiones que escuché y que son falsas”.
El hijo de Marcelo López Arias fue reiterativo y claro sobre la figura de los imputados, principalmente sobre Gustavo Lasi: “No tuve ningún trato. Cuando fui ministro había 200 empleados en Medio Ambiente y había distintas dependencias, en distintos inmuebles de la ciudad. Yo no conocía a todo el personal. A Gustavo Lasi no lo conozco”. La declaración de López Sastre no presentó contradicción, aunque tampoco se lo interrogó como a otros testigos. Reconoció conocer a su colega Sebastien Velut quien se presumía –según publicaciones locales- podría ser el contacto entre el ex funcionario y las chicas asesinadas. “A Velut lo conozco, estuvo en Salta en 2009. Dictó una maestría en la Universidad Nacional de Salta. En el caso de Velut no vino nunca más a Salta”.
En este marco, el testigo desmintió la nota publicada en un semanario local (El Expreso 09/04/14) donde el periodista francés Jean Charles Chatard presuntamente decía que López Sastre a través de Velut sería el contacto salteño de las chicas asesinadas. Este periodista francés presente en la sala, desmintió ante López Sastre haber emitido estas declaraciones al periódico local. Incluso le envió un mail al ex ministro diciendo que fue engañado por el periodista salteño que escribe para ese semanario local. La parte querellante solicitó inicialmente que Chatard preste declaración testimonial, pero cinco minutos después desistió de ese pedido. En ese momento intervino impetuoso el fiscal Félix Elías quien pidió al tribunal no dejarse llevar por el rumor popular, sino por el expediente elevado por Martín Pérez. “No tengo nada que preguntarle al Dr. Francisco López Sastre”, dijo Elías.
El hombre que le preguntó a los pobres por los ricos y poderosos esta vez no tuvo nada que preguntar. El tema comenzó a cerrarse. Ante la pasividad de la querella que citó al testigo la defensora oficial coincidió con el fiscal. Lo mismo ocurrió con las partes restantes. En menos de cinco minutos la querella había desistido de citar al periodista francés y expresó que no iba a preguntar nada más al testigo que hicieron citar. Todo naufragó en instantes. Fue luego el vocal Héctor Pucheta quien tomó la palabra y preguntó a López Sastre su posible vínculo con Gustavo Lasi. Ante esto, el ex funcionario explicó que al momento de ser detenido el principal imputado trabajaba en Balcarce 30 y que eso se lo informaron cuando fue detenido. Por eso él no lo conocía. Trabajaba en otro edificio.A las 13.58 el ex ministro se retiró de la sala. Lo hizo por una puerta lateral. Al pasar cerca de los periodistas presentes y viendo los grabadores en sus manos sonrió y dijo “ya dije todo lo que tenía que decir”.
Ese momento fue el último del día veinte. Terminó la jornada y se cerró –al parecer- una ola de rumores que duró más de dos años. Todo volvió a quedar entre Gustavo Lasi, Daniel Vilte y Santos Clemente Vera. Así terminó la quinta semana de juicio oral.