Ama de casa, jornalera, pastora, agricultora, artesana y empleada: una investigación analiza el rol de la mujer campesina de los Valles Calchaquíes y el trabajo que realizan en tanto actividad productiva y reproductiva. (Andrea Sztychmasjter)

A pesar de la aparente complementariedad que se pregona, las sociedades campesinas actuales no llegan a ser igualitarias. Es lo que preliminarmente aborda la investigación “Mujer campesina y trabajo. Su rol en la actividad productiva y reproductiva de los Valles Calchaquíes”, respecto al trabajo femenino en el departamento San Carlos, ubicado en los Valles Calchaquíes.

Su autora, Gabriela Torres, indagó sobre la percepción social del rol de la mujer en vinculación al trabajo, y en consecuencia realizó un inventario de todas las tareas consideradas femeninas, reproductivas y productivas. A su vez investigó acerca del concepto de trabajo y analizó su contribución a la supervivencia del “grupo doméstico”, es decir su importancia como agente económico capaz de obtener y generar ingresos tanto monetarios como en bienes y productos.

Las comunidades en donde realizó el trabajo de campo fueron Buena Vista, San Rafael, Los Sauces, Corralito y el Barrial, ubicadas las tres primeros al norte, y las restantes al este y sur de San Carlos. La investigadora se centró en el rol de las mujeres campesinas de estas comunidades, focalizando la investigación en desentrañar cuál es su papel y su contribución a la estructura económica familiar.

Según el trabajo, teniendo en cuenta que la mayor parte de los integrantes de la sociedad en estudio desarrollan una economía de autosubsistencia, la mayoría de las actividades productivas pueden ser consideradas también como reproductivas en un sentido social. Esto se debe a que las tareas involucradas tienden a mantener y reproducir las condiciones del sistema social, las que generalmente se circunscriben al ámbito doméstico. Según la autora, los vallistos mantienen vigente un mecanismo económico como el trueque, y la función productiva de la mujer en el marco del ámbito doméstico sigue siendo estructural.

Ama de casa, jornalera, pastora, agricultora, artesana y empleada contratada (temporaria), son algunas de las ocupaciones mayoritarias que realizan las mujeres de San Carlos, señalará la investigación que todas, sin excepción, son siempre amas de casa: “rol indelegable en el segmento social abordado”.

Teoría de los roles

A partir de la histórica división sexual del trabajo, la autora analiza la percepción que poseen las mujeres acerca del propio trabajo que realizan y las visibles diferencias entre trabajo no pago y trabajo remunerado. Así se vislumbra que ante la pregunta “¿Ud. trabaja? aquellas mujeres que sólo son amas de casa suelen responder “No, yo hago los haceres de la casa, nomás”.

Según la investigación sólo ante la repregunta y la inducción a la reflexión acerca del trabajo doméstico, las mujeres reconocen que en realidad eso también es trabajo, aunque no sea remunerado. Que, incluso, es más trabajo que el del hombre y tan diversificado, exigente e impostergable, que no deja resquicio para el ocio. El 100% de las informantes hicieron hincapié en el carácter de unicidad que tiene el trabajo del hombre en contraposición con la multiplicidad de tareas que tienen ellas en tanto mujeres.

Las siguientes palabras de una entrevistada descriptas en el informe resume lo manifestado por todas en el sentido señalado: “el trabajo que se paga es menos trabajo que en la casa, porque en la casa uno tiene que hacer de todo…La mujer trabaja más. El trabajo de ama de casa es desde que se [nos] levantamos hasta que se [nos] acostamos. El hombre va a la finca, cumple su horario, vuelve a la casa y no tiene nada más que hacer…Pienso que descansa bien …La mujer no descansa, en cambio por lo menos ellos vienen, almuerzan y se van a dormir, a descansar un rato y…y uno nunca descansa”. (María R. 31 años. Buena Vista)

De esta manera la investigadora al analizar el contexto social y de movilidad económica en el que se desarrollan las mujeres, relata que existe una situación general de la mayoría de las familias del Valle, respecto a la situación de la tierra. “(…)de existencia de unas pocas propiedades latifundiarias de gran extensión, excesiva fragmentación en otros lugares, pocos propietarios y masa campesina mayoritaria sin tierras es decir, una clase terrateniente reducida pero dueña de una gran cantidad de tierras, y un segmento campesino mayoritario sin tierras y proletarizado o en vías de proletarizarse”.

En lo social, la familia sigue siendo el “agrupamiento principal” en estas comunidades y según lo manifestado por el trabajo existe una subestimación seguida de la invisibilización de la tarea y el aporte femeninos. Describe que en algunos pisos ecológicos por encima del fondo del valle, donde lo abrupto del terreno torna peligroso dejar solos a los niños pequeños en la casa, las mujeres suelen llevar su niño a la espalda, incluso cuando están desarrollando alguna tarea agrícola. Las actividades relacionadas y derivadas de la ganadería vacuna, son en el lugar fundamentalmente femeninas.

Otras de las actividades realizadas por mujeres exclusivamente son la elaboración de pan, confituras regionales, dulces y arropes, empanadas y tamales, pastoreo de ganado menor, faenamiento de los mismos y toda otra actividad, derivada de las mismas como la elaboración de quesos u quesillos, textilería, lavar la lana, hilarla, teñirla, tejer en telar o con agujas para producción propia o para terceros. Preparación de frutas y hortalizas desecadas. La recolección y venta de leña y frutos silvestres (algarroba, chañar), y cuidado de los animales domésticos.

Jornada laboral de 16 a 18 horas

Señala la investigación que las mujeres comienzan su jornada laboral a las 6- 7 de la mañana para concluirla a las 10-12 de la noche. La primera tarea es prender el fuego y preparar el desayuno consistente en mate cocido o café, con pan, para el marido y los hijos. Luego del desayuno realizan algunas tareas de limpieza y los primeros preparativos de la comida,después se realizan los preparativos para proceder a la elaboración de queso o quesillo.

Alrededor de las 9-10 parten con la hacienda al campo de pastoreo. Si el mismo queda cerca de la casa (1-3 kilómetros) generalmente retornan al medio día para terminar de cocinar y dar de comer al marido y los hijos. Inmediatamente después del almuerzo se dirigen nuevamente al campo de pastoreo de donde regresan alrededor de la 5-6 de la tarde. Se sirve la merienda o la cena, generalmente consistente en mate cocido o café con pan. Entre una y otra cosa se remienda la ropa, se teje con aguja, se bañan a los chicos chiquitos, se amamanta a los bebés. Una vez o dos por semana se amasa y cocina el pan. También una vez por semana, o dos, se realizan las excursiones de recolección de leña acompañadas por los niños o adolescentes y las mujeres viejas.

Las pastoras

La investigación pone especial interés en la relación de la mujer y los animales, tales como el pastoreo de cabras. “El pastoreo llega a convertirse en el eje de la vida de las pastoras, más que cualquier otra actividad económica que pueda desarrollar”, señala y menciona que esta tarea debe realizarse todos los días del año, pese a las inclemencias climáticas o cualquier percance que se presente: “para la tropa no hay feriado”.

La investigación señala que aun hoy a la mujer le está reservado un papel muy exigente en lo que al trabajo se refiere. “El grado de importancia puede medirse por el hecho de que en muchos casos ella es casi la única generadora de ingresos y aportes alimentarios de su grupo familiar de manera constante”.

Podemos ver así como la mujer, en la sociedad campesina estudiada trabaja mucho más que el hombre: multiplicidad de tareas y las correlativas responsabilidades que implican un plus de energía mental y física. El hombre por su parte goza y se le reconoce plenamente el derecho al descanso diario -a la siesta, por ejemplo.

Percepciones de los roles asignados socialmente que se reproducen sin cesar en el imaginario de las generaciones jóvenes. Señala la investigación que los niños interrogados acerca de la situación laboral de sus padres, suelen responder que la madre “no trabaja” que “hace las cosas de la casa”, o que el padre come más y lo mejor de la ración “porque trabaja”.